Soy joven, estoy rodeado de jóvenes y hablo sobre muchas cosas de jóvenes. Hasta aquí, nada raro. O sí, porque entre estos temas "de jóvenes" cada vez más se ha establecido el futuro, la incertidumbre, el querer escapar, el soñar. Y es algo que me llama la atención. Por un lado, es fantástico, demuestra que estoy rodeado de gente luchadora, que no aspira a quedarse en el entorno doméstico, que no aspira a la comodidad, que quieren soñar. Me incluyo en este grupo. Pero al mismo tiempo me preocupa, ya que veo que muchos tenemos ese sentimiento de querer tener cambios bruscos, de arriesgar, de aventurarnos en nuevas experiencias, en cambiar de aires para, así, encontrar una sensación de felicidad y utilidad que actualmente no tengo.
No escribiría esto si hubieran sido 2-3 conversaciones, pero últimamente parece un monotema. Y no se trata de tener, o no, trabajo. Se trata de una situación social que lleva años instalada. Ya se ha hecho famosa, por desgracia, la frase "No nos vamos, nos echan", y cada vez más estoy más cerca de esa postura. Por un lado, evidentemente, por el tema laboral. Hay oportunidades, se puede trabajar si uno busca y rebusca, si se echa al barro y deja de lado sus aspiraciones. Siempre habrá un bar, una cafetería o similares para sacarse un sueldo, pero seguramente muchas de estas oportunidades no estarán a la altura de las expectativas, sobre todo, a nivel económico. Porque es curioso. Conozco amigos, amigas, que desean salir, desean dejar el entorno, la comodidad, cada vez más, e incluso muchas veces aseguran que harían lo mismo que pueden hacer aquí. Es decir, por ejemplo, saldrían fuera a hacer los mismos trabajos que podrían realizar aquí, pero sabiendo que el trato sería mejor.
El problema no es que un joven que ha estudiado una carrera determinada tenga que trabajar en un bar. Es que, además, los sueldos son casi chistosos. Es por ello que el sentimiento de arriesgar, de aventurarse, de tomar decisiones, sigue creciendo, sigue aumentando, y es algo que en mi entorno está cada vez más presente.
Mires donde mires, malas noticias. En política, en sociedad, en cultura, en todo. Parece que nunca pasan cosas buenas, y llega un punto en el que te propones nuevas aventuras, nuevos retos. Si no lo vives ahora que puedes, ¿cuándo lo harás? Creo que es clave a la hora de que la mejor generación de jóvenes de España sigan tomando decisiones. Una generación muchas veces menospreciada, privada de oportunidades, pero no por ello privada de sueños, de ganas de luchar, de emprender, y simplemente de vivir sin más preocupaciones.