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Foto del escritorEsteban Gómez

Un Tottenham 'low cost'


El Tottenham vive un verano atípico. Una de las grandes novedades para la temporada 2018/19 será la presentación oficial, según los plazos previstos, de su nuevo estadio en los mismos terrenos donde hasta ahora se localizaba White Hart Lane. Una construcción que ha obligado, entre otras cosas, al traslado del equipo durante el curso 2017/18 a disputar sus partidos como local en Wembley. Sin embargo, a nivel económico, comienzan a vivir una sensación y una dinámica que no es novedosa en el Norte de Londres, ya que el Arsenal lo ha vivido los últimos años de una forma similar por el pago del Emirates Stadium.

El conjunto de Pochettino tendrá nuevo estadio. Una megaconstrucción que, se espera, superará los 60.000 asientos, convirtiéndose así en uno de los grandes recintos deportivos del país. Pero el proyecto tendrá consecuencias más allá de lo económico, ya que el Tottenham empieza a tener claro que el presupuesto dedicado a reforzar la plantilla baja considerablemente a partir de este verano. Su mercado de fichajes es el claro síntoma de ello.

Un equipo acostumbrado cada verano a grandes refuerzos, a futbolistas que llegan a la capital londinense tras desembolsos importantes. Un club que luchaba económicamente para reforzar la plantilla en cada mercado, que brindaba al técnico en cuestión de las necesidades que precisaba. Pero en el horizonte no se presenta tanto esplendor como anteriormente.

El Tottenham no ha firmado a ninguna cara nueva para la próxima temporada. Quedan muchas semanas de mercado, quedan muchas semanas para que baje la persiana, pero las sensaciones son que la construcción del nuevo estadio va a marcar el ritmo económico, y deportivo. El lateral derecho, un claro ejemplo.

Pochettino vio cómo hace unos días se hacía oficial la salida de Kyle Walker, considerado uno de los mejores laterales del fútbol europeo, a cambio de 50 millones de libras. Una operación notable, histórica, ya que el jugador se convertía así en el futbolista inglés más caro de la Historia (teniendo en cuenta los aspectos variables futuros del contrato). Y la reacción ha sido casi automática, dejando claro el guión previsto. Trippier, suplente de Kyle Walker gran parte de la temporada pasada, ha sido renovado hasta el año 2022, dejando claro que la solución está en casa, y no fuera. Así, el club "ahorra" en la búsqueda de un sustituto, encuentra una solución ya conocida y de confianza.

Otro punto de vista favorable es el potencial de la plantilla. Seguramente el Tottenham cuente con una de las mejores plantillas del fútbol inglés. Un proyecto que tiene continuidad, que ha plantado cara los dos últimos años en Inglaterra, quedándose a las puertas del título en fechas finales. Un proyecto fuerte, sólido, que mantiene grandes piezas, tales como Harry Kane, Dele Alli, Eric Dier, Wanyama o Vertonghen, y por supuesto todo bajo el mandato del mismo entrenador, Pochettino, que se verá obligado a seguir trabajando de cerca con la cantera, de la que ya ha sacado más de un futbolista para consolidar en la élite.

¿Necesita reforzarse realmente el Tottenham? Posiblemente, no. Si algo funciona, quizás lo mejor será dejarlo como está. Más todavía si a nivel económico la situación no es la más espléndida por la construcción del nuevo estadio. Un guión que puede funcionar la próxima temporada, creando un margen de un año, tanto para el cuerpo técnico, la plantilla y el propio club. Una medida a medio plazo que, en caso de catástrofe deportiva durante el próximo año, provocaría un problema, pero puede ser una solución fiable para salir del paso ante una gran inversión estructural a nivel de instalaciones.

Se repite la historia en el Norte de Londres, pero ahora con tonos Spurs, y no Gunners.

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