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Foto del escritorEsteban Gómez

La estrategia perfecta en Goodison Park


El Everton está viviendo un verano de cierto protagonismo. Con cierta diferencia, es uno de los clubes más destacados del mercado de fichajes británico, ya que supera los 100 millones de libras en inversión en sus primeras 5 incorporaciones oficiales, con una media de edad baja, de sólo 22.5 años, creando así una plantilla que mezclará calidad y juventud a partes iguales.

Una temporada 2017/18 que supondrá un paso adelante a nivel deportivo y competitivo, ya que deberán disputar la Europa League. El conjunto de Ronald Koeman deberá evaluar su rendimiento, tanto a nivel doméstico como continental, con un nivel de exigencia mayor al de la pasada campaña. Es por ello que deben planificar una plantilla a la altura de las expectativas, a la altura de un curso que será complicado.

Los grandes fichajes que están realizando (Pickford, Klaassen, Onyekuru, Sandro Ramírez y Michael Keane, hasta la fecha) son de garantías, de calidad, cumpliendo lo establecido para la temporada que viene, pero al mismo tiempo esconde una intrahistoria que no sería novedosa en la historia reciente del fútbol inglés. Llegan buenos refuerzos, pero la actualidad Toffee está marcada por las posibles salidas de jugadores clave como Romelu Lukaku y Ross Barkley, abriendo, así, varios horizontes.

Muchas voces sabias en las islas aseguran que el Everton está realizando algo similar a lo que vivió el Tottenham en el verano de 2013, cuando vendió a Gareth Bale al Real Madrid. El conjunto londinense realizó una enorme inversión veraniega, fichando a muchos futbolistas, reforzándose de forma holgada, para luego acabar vendiendo a su máxima estrella. Es decir, antes de vender e ir a contracorriente en el verano, en el mercado de fichajes, haciendo saber al resto de clubes que tienen dinero fresco, fichó, se reforzó, y luego oficializó la salida.

¿Está ocurriendo algo similar en el Everton? Romelu Lukaku hizo saber al club de Goodison Park que no desea continuar la próxima temporada. Es decir, tiene un alto porcentaje de marcharse. Algo similar, con matices, ocurre con Ross Barkley, quien sigue sin renovar, y del que se afirma que Ronald Koeman le dio un ultimátum de renovación para, de no llegar, salir este verano.

Si se analizan ambas opciones de salida no es descabellado pensar en que el Everton sigue una estrategia perfecta, correcta. Antes de verse sometida al plazo de mercado de fichajes, con multitud de barreras deportivas y económicas, se refuerzan, invierten un dinero que esperan ver de vuelta en sus arcas con las hipotéticas futuras ventas de ambos futbolistas.

Una lista de fichajes que todavía tiene nombres en el aire. Existen futuribles que llevan sonando semanas en los tabloides deportivos británicos y que supondrían refuerzos de auténtico lujo. Por un lado, Wayne Rooney, y por otro Sigurdsson. El delantero inglés del Manchester United atraviesa, parece ser, sus últimos años de carrera profesional, y el rumor de una posible vuelta a Goodison Park, donde explotó a nivel mediático antes de marcharse a Old Trafford, es real. Así lo aseguran los medios, e incluso desde el Everton no descartan la opción a nivel público. Sigurdsson sería el otro gran nombre. El centrocampista islandés del Swansea daría, a priori, un paso adelante en su carrera deportiva, y sin duda sería un refuerzo de peso en el vestuario Toffee, que encontraría a un extraordinario especialista a balón parado.

¿Está realizando una gran inversión el Everton presentando en el horizonte las ventas de Lukaku y Ross Barkley o se trata de una gestión deportiva perfecta para conseguir una plantilla joven y extraordinaria?

La estrategia perfecta en Goodison Park.

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