Era sábado, después de comer una tortilla de patatas que hubiera quitado el sentido a cualquier persona. No exagero. Me encontraba viendo el Manchester City-Fulham en la televisión y el Arsenal-Southampton en el iPad. No me aburría. Y no me aburría (por eso vengo a escribir) porque ambos partidos eran totalmente verticales, con ritmo ferviente, con acciones en las áreas. Miraba arriba, en la tv, acababa la jugada, bajaba la mirada y había otra llegada con peligro. Puro fútbol inglés. Puro espectáculo. La razón por la que llega el viernes y nace el mismo cosquilleo en el estómago desde hace ya más de doce años. Qué gozada. Y tú quejándote de temas inútiles que te imponen en ciertos programas nocturnos de televisión.
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