Dani Parejo parece haber dado un paso atrás a nivel deportivo. Su presencia es omnipresente. Lo juega todo. En el contexto doméstico y en el escenario continental. Quizás ahí queda localizada una de las grandes claves de su estado de forma.
Dicen las voces sabias de la capital del Turia que es cansancio mental y físico, que no tiene sustituto natural, que la marcha de Marcelino le afectó como a pocos en el seno del vestuario. Jugarlo prácticamente todo y que en los aledaños de la Avenida de Aragón sobrevuele una tensión presente día sí y día también desde hace meses hace que, como resultado, el juego del capitán valencianista se esté viendo afectado. Llegó a fallar un penalti, y eso son palabras mayores teniendo en cuenta que su porcentaje de acierto supera el 75%. También ocurre que, cuando acostumbras a la excelencia a la parroquia presente un bien o un aprobado se desvirtualiza y parece que el bajón es escandaloso. Algo le ocurre. Está claro. Sea físico o mental. Pero Parejo no está atravesando el mejor estado de forma de los últimos años. Es una (triste para el valencianismo) realidad.
Parejo fue uno de los mejores jugadores de la pasada temporada en el fútbol español. Quizás decir de él que fue el mejor centrocampista serían palabras mayores, pero lo cierto que, si no lo fue, quedó cerca de conseguirlo. Un faro absoluto. Un guía que ofrece soluciones y alternativas de juego a todo aquel que las precisa. Un líder total dentro y fuera de los terrenos de juego. Un capitán que ha conectado con la grada y el ‘sentiment’ valencianista como pocos desde hace años. De hecho, algunos ya afirman que es uno de los mejores capitanes de la historia del club. Un tipo que tras fallar un importante penalti frente al Ajax vuelve a hacer frente al golpeo desde los once metros y se saca de la manga un golpeo ‘a lo Panenka’. Personalidad, calidad de sobra, liderazgo. Un futbolista que marca la diferencia y que atraviesa un bache que muchos ya piden que no dure demasiado.
No está en su mejor nivel. Lo sabemos. Incluso él sabe que algo no está bien. Pero sus últimos dos años han sido brillantes, su madurez futbolística es una realidad, y dudar de Parejo a estas alturas sería caer en un error fácil. Sería incluso injusto. Es por ello que se debe confiar en él, confiar en que su estado físico se recupere, confiar en que su estado mental vuelva a tener la normalidad que algunos afirman que no tiene.
Dani Parejo capitán. Mi capitán.
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