“¡Que viene el lobo, que viene el lobo!”, aseguraban. Pero no venía nadie. “¡Que viene el lobo, que viene el lobo!”, insistían. Pero todo volvía a quedar en rumores… Pero el lobo vino, y sancionó al Manchester City de forma rotunda, importante y casi histórica.
La semana pasada la UEFA hacía oficial una sanción imponente para el Manchester City que se resumía en dos temporadas sin disputar competición europea (temporadas 2020/21 y 2021/22) y una multa de 30 millones de euros. Un golpe durísimo para uno de los grandes proyectos del fútbol inglés y europeo. Una sanción de magnitudes casi estratosféricas por su rotundidad, primero, y por tener a un equipo mundialmente poderoso como afectado, segundo.
Todo ello con un escenario de fondo que ya generaba enormes dudas por la reciente resolución del Brexit que ya ha iniciado su cuenta atrás para ser oficial a partir del próximo 30 de diciembre de 2020. La salida del Reino Unido de la Unión Europea ya era un quebradero de cabeza que iba a provocar cambios en multitud de equipos, entre ellos el Manchester City. Pero ahora, con la imponente decisión del máximo organismo europeo, el horizonte visible y presente en la zona Sky Blue de la ciudad de Manchester es de todo menos claro.
Un megaproyecto que va a sufrir cambios importantes. Las decisiones impuestas por la sanción tendrán, evidentemente, consecuencias a nivel deportivo. Su contexto quedará limitado al ámbito doméstico al no poder disputar torneos continentales, y la Champions League, por ejemplo, será el sueño aparcado, inalcanzable, al menos durante los dos próximos años. Sí esta temporada, iniciada antes de la decisión, pero no a partir del curso que viene, quede como quede en la presente edición de la Premier League.
Ahora, dudas. Muchas dudas. ¿Qué ocurrirá con sus estrellas? Más allá de la decisión de la UEFA, ahora a nivel interno deberán reestructurar según qué parámetros para regular las dinámicas y las cuentas para evitar un nuevo tropezón. Jugadores que acaban contrato, futbolistas que quizás no quieran hacer frente a dos temporadas sin el escenario europeo, incluso se especula (ya venía siendo tema de debate hace un tiempo) con el futuro de Guardiola. Y por si fuera poco con el escenario del Brexit futuro que abre el temido escenario de que algunos jugadores extranjeros puedan tomar la decisión de dejar el equipo por la nueva regulación legislativa que entrará en vigor coincidiendo con este periodo de sanción.
Pero en el transfondo de todo, una gestión que ya amenazaba a castigo desde hacía tiempo. El Manchester City es considerado uno de los equipos más poderosos económicamente hablando del mundo, pero lo que puede parecer una ventaja a priori se ha consolidado como su peor parámetro. Queda demostrado, pues, que el dinero no lo es todo. Sin una buena gestión, queriendo ir más allá de los límites legislativos, al final todo ha acabado explotando generando un impacto deportivo, económico y social que ha convertido a los del Etihad Stadium en uno de los grandes protagonistas de este inicio de década.
Y ahora, las consecuencias. Ahora tocará ver cómo reaccionan, cómo gestionan todo, porque las consecuencias irán más allá de lo impuesto. La sanción es la que es. Pero, además, tocará ver las decisiones que deben tomar desde el Manchester City para resolver el problema, primero, y para evitar que en un futuro vuelva a ocurrir algo similar. Dicen que de los errores se aprende. De hecho, muchos ejemplos de éxito (individual y colectivo) tienen en su pasado tropiezos, fallos, errores, que de no haberse producido quizás no se hubieran traducido en situaciones positivas.
El Manchester City debe tomar medidas sí o sí. Primero, las impuestas, y luego las que éticamente deben decidir y elegir para reconducir un proyecto de enormes dimensiones que ahora mismo está muy tocado. Los de Manchester han sufrido un duro golpe que quedará grabado ya casi de forma eterna. Aquella tarde histórica en la que se emitió el comunicado y hacía oficial la sanción. La dura realidad que ahora les tocará vivir y que, desde otros puntos de vista, siempre será recordado como el jaque a una de las mayores potencias económicas del fútbol inglés, europeo y mundial.
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