El FC Barcelona decepcionó en su estreno liguero en casa ante el Rayo Vallecano. Decepcionó por no ganar, primero, y por no conseguir marcar, segundo. La pretemporada azulgrana había sido muy positiva, los fichajes ilusionaban como hacía mucho tiempo en el Camp Nou y el esfuerzo monetario del club crearon un escenario de expectación estratosférico.
La llegada de jugadores como Robert Lewandowski, Raphinha, Koundé, Christensen y Kessié han creado una ilusión inmensa. Y no es para menos. Jugadores de primer nivel para reforzar una plantilla con una base sólida de calidad innata con jugadores como Pedri, Gavi, ter Stegen, Araújo, Busquets o Ansu Fati. Todo ello dirigido por un Xavi Hernández que convence en casa y se convierte en foco de comentarios críticos para los foráneos.
El primer tropiezo de la temporada hizo crear más de una duda en Can Barça y generó que desde el lado antagónico, allá por la Meseta, allá por la capital, cerca de Concha Espina, comenzaran a señalar que ahora, con el carácter oficial, cuando todo era realmente importante, la burbuja azulgrana parecía deshincharse.
Un discurso tan erróneo como aburrido. Un señalamiento tan absurdo como errático. El FC Barcelona tiene una de las plantillas más ilusionantes en años. Todo ello sin un Leo Messi cuya salida parecía el caos absoluto y hoy en día, cuando la vida ha seguido su curso, duele menos.
El combinado azulgrana tiene condiciones totales y absolutas para ser candidato claro a ganar cualquiera de los diferentes trofeos que va a disputar durante el largo y ancho de la temporada. Tiene una de las plantillas más competitivas de Europa y juzgarles por el empate ante el Rayo Vallecano sería algo así como una utopía.
Es pronto. Muy pronto. La temporada está prácticamente al completo por disputarse y su plantilla no debería llamar a la calma de sus rivales. Precisamente este año, con algunos de los futbolistas más determinantes del mundo, cuentan con una de las posiciones más positivas en la casilla de salida.
El FC Barcelona peleará por todo. El Real Madrid tiene un duro rival este año (entre otros casos) por el título y quizás esto sea la causa real de las primeras reacciones tras lo vivido en el inicio liguero. El potencial azulgrana es una amenaza real que provoca nerviosismo en la comunidad madridista. Por ello, cuando son conscientes de los tropiezos, la reacción es tan infantil como desvirtualizada.
Por ello, calma, tranquilidad, margen de mejora absoluto.
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