Mauricio Pochettino es, oficialmente, nuevo entrenador del Chelsea. El técnico argentino, tras confirmarse su llegada, ya empieza a dar sus primeros pasos como blue en la instalaciones del conjunto londinense, por lo que poco a poco su filosofía deberá instalarse en Cobham como en Stamfford Bridge.
Pochettino tiene un reto importante. Primero, porque la situación deportiva del Chelsea no fue la mejor la pasada temporada y el curso se hizo terriblemente largo para ellos. Segundo, porque, pese a su exquisito gusto técnico, su historial de finales perdidas y caídas en la orilla puede darse de bruces ante las necesidades del equipo.
Por ello, el entrenador albiceleste, tiene una serie de retos:
Recuperar el status del equipo en Inglaterra
El Chelsea no es campeón de Premier League desde 2017. Siete temporadas sin tocar metal en Inglaterra para un club de la altura europea de los londinenses, es demasiado tiempo. El reto es mayúsculo, ya que el Manchester City parece un equipo intratable y el resto de rivales siguen mejorando año tras año.
Recuperar el ánimo de un proyecto que dejó sensaciones muy pobres
La temporada 2022-23 del Chelsea fue un despropósito. Una serie de decisiones sin lógica ni rumbo de la propiedad acabaron afectando a la dinámica deportiva. Los blues firmaron una de las peores temporadas ligueras de su historia reciente, sin clasificación europea incluida. El ánimo estaba por los suelos y la motivación se ausentaba totalmente. Las jornadas pasaron sin pena ni gloria. Ahora, desde cero, Pochettino debe crear una base para que en agosto, con el inicio de temporada, todo fluya al menos mucho mejor.
Aislar al equipo del ruido mediático que provocan las decisiones del club
El cambio de la propiedad no ha sido positivo. Al menos a nivel de sensaciones. Se invirtieron más de 600 millones de euros históricos, pero muchas de las incorporaciones parecían no tener sentido. Mucho menos sus inversiones. La sombra de Román Abramóvich, en términos deportivos, sigue siendo muy larga y cualquier comparativa deja en un terrible lugar a la comitiva actual. Por ello, todo el ruido exterior al vestuario deber silenciado, anulado, apartado. Tarea, parece, para Mauricio Pochettino.
Devolver al equipo a la Champions League
Va a ser una temporada atípica. El Chelsea no jugará Champions League el próximo curso. Y lo peor, tampoco la Europa League, ni la Conference League. Es decir, no habrá noches europeas en Stamford Bridge. El reto de volver a ser campeones en Inglaterra es mayúsculo y, teniendo en cuenta la pasada campaña, quizás exagerado e injusto. Sin embargo, opositar para quedar entre los cuatro primeros clasificados es un objetivo algo más accesible, permisible y lógico. Volver a Europa, primero, y la Copa de Europa, segundo, debe estar presente como meta desde el día uno de la 'era Pochettino' en la casa londinense.
Devolver el hambre goleador del equipo
El rendimiento del equipo cayó consdiderablemente en el tramo final de temporada por dos razones principalmente: la permisividad defensiva y la sequía goleadora. El olfato de cara a portería fue preocupante. Sus partidos se convertían en focos sobre sus rivales, tanto por el dominio como por las veces en las que Kepa Arrizabalaga debía sacar al balón de la red. Recuperar el potencial ofensivo debe ser, se supone, uno de los principales objetivos del técnico argentino. Ya sea con jugadores que ya están, con jugadores que podrían llegar este verano, o posibles soluciones internas, pero el Chelsea necesita gol para volver a ser un equipo imponente.
