El Real Madrid disputará la final de la Champions League en París ante el Liverpool FC. El conjunto dirigido por Carlo Ancelotti ha llegado hasta la última gran cita de la temporada tras firmar un campeonato repleto de épica, remontadas y de un aura de imbatibilidad que ha ido superando con el paso de los meses.
Eliminó al París Saint-Germain cuando los parisinos ya acariciaban el pase a cuartos de final. Sentenciaron al Chelsea cuando los londinenses habían empatado la eliminatoria con dos goles de desventaja. Y mandaron a casa a un Manchester City que tenía el pase muy controlado antes del descuento.
Tres eliminatorias autoritarias a nivel emocional que explotaron anímicamente en las gradas de un Santiago Bernabéu que habrán vivido pocas campañas como la presente. Pero, ¿cuál es el punto de vista que esconde esta dinámica madridista y de la que nadie habla?
El Real Madrid se ha presentado como un equipo irregular, permisivo, y mucho más sensible de lo que su explosivo campeonato parece demostrar.
Todas las remontadas se produjeron porque antes había cometido errores que estuvieron cerca de ser fatídicos. Es la realidad. El factor Santiago Bernabéu parece ser el gran aliado ambiental para que los resultados finales del combinado blanco hayan sido totalmente positivos.
Además, Karim Benzema ha sido totalmente determinante en las tan comentadas remontadas madridistas. Si aparece, los madridistas tendrán motivos de sobra para soñar. Si no lo hace, saltará más de una alarma.
Pero ahora, cuando la locura de las gradas y el ruido informativo parece haberse calmado hasta la final frente al Liverpool, la realidad es demasiado clara como para dejarla aparcada y no ser comentada.
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