Gareth Bale vuelve a Inglaterra. Vuelve a Londres. Vuelve al Tottenham. Vuelve, en cierta medida, a su casa. Pese a que es galés, fue en la Premier League donde firmó sus primeros pasos y donde se elevó a los cielos futbolísticos.
Su temporada 2012-13 fue la de su explosión, la que le colocó definitivamente en el mapa, la que complementó su histórica eliminatoria europea años atrás contra el Inter de Milán. Allí explosionó, allí creció, y allí colocó la piedra clave para que el Real Madrid le convirtiera en uno de los traspasos más caros de la Historia.
Y ahora, ahora vuelve. Ahora vuelve a un Tottenham con diferentes contextos. El equipo ha crecido desde entonces, ha cambiado de estadio y, además, llega en un momento algo más delicado. Pero también ha cambiado Gareth, también ha cambiado Bale. Vuelve un jugador mucho más experimentado, más pulido, más trabajado deportiva y físicamente. Vuelve a un entorno conocido donde seguramente gane en tranquilidad, confianza y seguridad.
Ese es el principal motivo para verle en acción. Verle fuera del contexto siempre desvirtualizado, a veces injusto y casi surrealista del Real Madrid es un motivo de interés casi generalizado. Sus fans quieren verle brillar de nuevo. Sus haters, sus mareantes, también le seguirán para estar pendientes de sus errores, porque seguramente si todo sale bien nadie de ellos saldrá a elogiar su rendimiento.
Gareth Bale es un jugador extraordinario silenciado, de dudoso trato, que ha sufrido decisiones injustas, sin defensa pública por parte de nadie desde el club, y que ha recibido una tormenta mediática que, por otro lado, ha toreado a las mil maravillas. “¿Queréis carnaza? Tomad kilos”, como filosofía de vida. Eso, y una carcajada pública para ver que su seguridad personal está intacta.
Sale porque quiere, porque de forma incomprensiva en Madrid no cuentan con él, pero también creo que sale para retarse a sí mismo, para tomarse una revancha pública y lanzar desde las islas hacia la capital española el mensaje de “Mirad lo que os habéis perdido”. Nunca saldrá a la luz la realidad de su situación en el Real Madrid, pero él está dispuesto a anular la corrientes vomitiva contra su persona que se ha creado y ha circulado los últimos años. Ahora, sus fans tendrán la oportunidad de disfrutar de él, y sus haters de seguir de cerca sus pasos porque, aunque ellos no quieren admitirlo, saben que es un extraordinario jugador. Pero es otro tema.
Me hace ilusión la vuelta de Gareth Bale al Tottenham. Me apetece verle en acción en la Premier League. Quiero ver su fútbol a pleno rendimiento.
Eso sí. Muchas, demasiadas preguntas. ¿Rendirá como antaño? ¿Mejorará su rendimiento? ¿Habrá cambios respecto a sus lesiones? ¿Acabará la corriente orquestada en medios contra su persona? Tengo claro que se va a seguir su nueva andadura en Inglaterra muy de cerca. A mí, personalmente, me apetece mucho.
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