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Foto del escritorEsteban Gómez

Este no es el megaproyecto del Chelsea


El Chelsea cayó de forma merecida el pasado domingo en Stamford Bridge contra el Liverpool. Es una realidad. Es así.

El conjunto de Lampard no estuvo a la altura de un partido que se presentaba de altos vuelos, entre dos equipos de primera élite inglesa, británica, europea y mundial. Un partidazo, vamos. Un encuentro relevante a nivel mediático de esos que ven aquí, allá, y en cualquier rincón del planeta donde la pasión por el fútbol lata.

Sin embargo, sólo tuvo un protagonista real, pese a que sobre el césped había dos equipos. El encuentro empezó algo igualado, hasta que Fabinho se colocó el mono de trabajo en una posición de central nada habitual para él y frenó cualquier intento de Timo Werner de crear el más mínimo peligro. Un Timo Werner, por cierto, que está siendo una de las notas más altas del inicio liguero del Chelsea, pese a ser una de las caras nuevas, pese a no haberse estrenado a nivel goleador.

El Liverpool ganó merecidamente. El Chelsea estuvo por debajo de lo esperado. Pero, ¿qué se esperaba realmente de este Chelsea? Lo cierto es que los Blues han creado uno de los focos mediáticos más grandes esta temporada con su importante y contundente movimiento de mercado. Abramovich hizo una de las suyas y ha invertido cerca de 300 millones de euros para fichar a algunos de los jugadores más destacados del momento para crear un proyecto que, a priori, ha despertado mucho interés.

Jugadores como Ziyech, el comentado Werner, Chilwell, Thiago Silva, Ziyecg, Sarr, u otros que parece que pueden acabar llegando como el portero Mendy o incluso Rice. Una política de fichajes agresiva, contundente, directa, para poner a disposición de Frank Lampard una de las plantillas más apetecibles del panorama futbolístico actual. Pero, ¿es así? ¿Tiene el Chelsea ya realmente ese megaproyecto?

Lo cierto es que no. Y es por ello por lo que la derrota ante el Liverpool no debe encender las alarmas más allá de errores defensivos, puntuales y concretos que ocurrieron, sí, pero que se maquillarán e intentarán solucionar en las interioridades de la ciudad deportiva en Cobham.

¿Por qué? Es bien sencillo. El Chelsea ha fichado mucho y (aparentemente) bien, pero frente al Liverpool, como ya ocurrió en el debut ante el Brighton, sólo Werner y Havertz estuvieron disponibles. Del megaproyecto fabricado, sólo dos jugadores están disponibles, poniendo sobre la mesa una realidad más parecida al proyecto del curso pasado que el que han creado. Ni Chilwell, ni Ziyech, lesionados. Ni Thiago Silva, quien ya entrena, pero Lampard todavía no le ha dado el visto bueno para jugar. Ni, evidentemente, los que pueden llegar en breve porque, como es obvio, todavía no son oficiales.

Y a todo esto, una decisión un tanto rara, ya que el capitán, César Azpilicueta, está siendo suplente. James está siendo el lateral derecho titular, mientras que la pareja de centrales está siendo Zouma-Christensen. Tampoco está Rudiger.

Es decir, sin noticias reales, o contundentes, del megaproyecto esperado. Por ahora, claro. Será escalonado, poco a poco, pero ahora mismo no puede considerarse a este Chelsea ese equipo temido, que ha generado un enorme interés a nivel inglés, que ha generado un interés estratosférico de los aficionados tanto en las islas británicas como en el viejo continente.

Es la realidad. Es así. Por ello, la derrota clara frente al Liverpool debe estudiarse, analizarse, como lo que es: una serie de errores deportivos y tácticos de Lampard frente a su rival, Klopp.

Este no es el megaproyecto del Chelsea. Todavía.

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