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Foto del escritorEsteban Gómez

Este bendito momento

Me gusta el fútbol. Me gusta la rutina que el fútbol me ofrece. Me gusta las historias que encuentro a través del fútbol. Me gusta aprender con la excusa del fútbol. Pero, confieso, el verano ha acabado convirtiéndose en un momento algo más especial que las temporadas en sí.


Cuando el fútbol comenzó a ser trabajo, reconozco, a partir del mes de abril la cuesta arriba cargaba más las piernas que antes. No es cansancio, ni hartazgo, pero sí es cierto que miras el calendario, ves que quedan cuatro-cinco jornadas, que las finales coperas van a disputarse y una sensación de tranquilidad se instala dentro.


Pronto se va. Cuando pasas dos-tres semanas sin fútbol los fines de semana, algo te falta. Empiezas a pensar en la fecha cuando comenzará la siguiente temporada (en Inglaterra, claro, cuando a mitad de junio ya lo sabes. En España todavía siguen a lo suyo) y el cosquilleo se despierta la siesta veraniega.


Y mientras, hasta que empieza la temporada siguiente, el mercado de fichajes se instala en tu día a día. Comienzas a ver rumores, rumores que se convierten en noticias, noticias que se convierten en realidades. Y poco a poco empiezas a trasladar esas informaciones al curso siguiente.


Pongamos unos ejemplos:

  • Havertz suena para el Arsenal. Mi cabeza se va a una soleada tarde de sábado en el Emirates Stadium, con las gradas llenas (cómo no) y con el alemán luciendo el rojo gunner.

  • Kovacic parece que será nuevo jugador del Manchester City. Pronto empiezas a verle de sky blue, intentando entender desde cuando Pep Guardiola le seguía "en silencio", cómo será capaz de adaptarse a un equipo que juega mejor que cualquier otro en el mundo. Piensas en su partido ante el Chelsea, en Stamford Bridge, en cómo le recibirán.

  • Tielemans jugará en el Aston Villa. Esto te lleva a pensar en Unai Emery, en la reciente llegada de Monchi, en el proyecto que (seguro) van a fabricar. Y entonces piensas "Qué ganas de verlo en acción."

  • Declan Rice es la gran apuesta del Arsenal. Sería un bombazo, sería un pelotazo. Una operación terriblemente alta, con cifras estratosféricas, pero un fichaje descomunal para los gunners. Ahí, entonces, piensas en Mikel Arteta, en su trabajo, en su filosofía, y de qué será capaz Rice en el esquema. También, piensas en la posible reacción (creo, positiva) del London Stadium cuando el Arsenal visite al West Ham.

¿Me explico? Siempre digo que el fútbol es lo que menos me gusta del fútbol. Todo lo que lo rodea es lo que me hace sentir pasión, ganas de seguir, interés. Y, pese a que no me agrada que la rutina pare y cambie temporalmente, reconozco que los rumores de mercado convierten al verano en un momento especial.

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