Pensé en publicar este texto ayer, incluso en el momento en el que había pasado todo. Pero no quise dejarme llevar en caliente, quizás demasiado condicionado por esa sensación de impotencia cuando ocurren este tipo de cosas.
El pasado sábado, durante el Dinamarca-Finlandia, Christian Eriksen se desvanecía sobre el terreno de juego sin aparente causa física. No había ningún golpe ni ninguna jugada previa que pudiera explicar lo que estábamos viviendo. Quizás ahí estaba la clave por la que preocuparnos de verdad.
Escribiendo desde la calma de saber que, según las últimas informaciones consultadas y emitidas, Eriksen está estable, en el hospital, con todo bajo control tras un terrible susto, quiero desear en voz alta que ojalá todo quede precisamente en eso, en un susto.
Quiero hablar y confesar que desde hace mucho pienso en la serie Black Mirror. Hace poco lo confesé y escribí en mi newsletter mensual. Cada vez más. Cada vez están firmándose más situaciones de esa serie en nuestra sociedad y me da cierto temor.
Hablemos sobre las imágenes de Eriksen sobre el césped.
Primero, el realizador, la realización televisiva del encuentro. Puedo llegar a entender (pese a que me cuesta mucho) que el primer plano fuera un error fruto de la (lenta) reacción del shock del momento. Lo que no entendí, y sigo sin entender, fueron los siguientes planos. Ahí ya me di cuenta que no era un error sin más. El realizador no estuvo acertado cuando volvió a cometer el supuesto error hasta dos o tres veces más. El mundo vio el rostro desvanecido de Eriksen varias veces. Todo ello, luego, complementado con planos más generales, más lejanos, como si no se pudiera ofrecer nada más en todo el estadio. Incluso los planos de los jugadores protegiendo a su compañero mientras se debatía entre la vida o la muerte. Daba la sensación que no se podía poner un plano del estadio porque restaba emoción o intensidad al momento. Daba la sensación de que al realizador le quemaban los dedos en la mesa de realización y los planos se sucedían como obligados a tener que estar ofreciendo cosas mientras se resolvía todo. Entiendo el posible shock, pero precisamente para momentos así los realizadores deben estar preparados porque puede ocurrir lo que pasó, que se cometió un terrible error.
Hablemos de la ya icónica imagen. Sus compañeros, capitaneados por Kjaer y Delaney, tuvieron que crear una barrera humana para evitar los primeros planos que el realizador había decidido que eran necesarios. Aquí el realizador también pensó que elevando la altura del plano, sin mostrar a Eriksen, era necesario y correcto. Jugadores llorando, sufriendo, protegiendo a un compañero que estaba agonizando a un metro de ellos. Sus lágrimas eran de impotencia, de saber que se estaban mostrando las imágenes al mundo entero generando pánico morboso y escuchando a los superhéroes sin capa que estaban detrás suyo siendo conscientes de que algo muy grave estaba ocurriendo. Una instantánea que también corrió como la espuma en redes y medios de comunicación como un "ejemplar movimiento" para proteger la privacidad del futbolista.
Black Mirror en toda su expresión. Morbo, imágenes sin aditivos, en bruto. La gente llorando, impotentes. Pero todos mirando, todos consumiendo esa imagen en directo como adictos a una droga humana que late cada vez más. Incluso medios de comunicación, luego, en diferido, compartiendo el momento. Casos incluso vomitivos que criticaban la decisión de la realización de la UEFA mientras dos tercios de la pantalla emitían las imágenes "como contexto", como si fuéramos tontos y sin ver las imágenes no entendiéramos nada.
¿Sabéis lo realmente preocupante? Las imágenes de Eriksen, duele decirlo, son casi normales en un mundo en el que el morbo invade todo, donde los valores no existen, donde todo parece asumido sin ley. Sé que es una afirmación surrealista, pero es una situación tan preocupantemente normalizada que incluso ya no sorprende. No lo comparto, pero fríamente es lo que vivimos a diario.
Lo que sí debería preocuparnos es la ausencia de imágenes didácticas y explicaciones para saber cómo reaccionar ante una situación así. Todavía espero un vídeo explicando las decisiones tomadas por los médicos que ya ha quedado claro que fue vital (nunca mejor dicho) para que Eriksen pudiera haber salido del terreno de juego consciente. Esas son las imágenes que deberían haber sido virales. Ese es el vídeo que deberían haber puesto en los medios.
Fue desagradable. Ahora, varios días después, una vez sabiendo que Eriksen está a salvo, ya todo vuelve a circular como si no hubiera pasado nada. Este es el ritmo al que estamos sometidos. Esta es la dinámica en la que vivimos. A otra cosa, mariposa.
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