Mykhailo Mudryk llegó al Chelsea en el pasado mercado de invierno tras meses de rumores con varios clubes y tras una inversión de los ingleses de 70 millones de euros que generaba multitud de frentes abiertos para los siguientes meses de temporada.
El atacante ucranio lo tenía prácticamente hecho con el Arsenal, pero sobre la bocina (como ha pasado en anteriores ocasiones con otros futbolistas), finalmente, puso rumbo hacia Londres, pero para instalarse en Stamford Bridge y no así en el Emirates Stadium.
Tras la oficialidad, el momento de demostrar que todo lo que se había creado sobre su figura era cierto. Llegaba el momento de dejar claro que estaba listo para dar el salto a una de las ligas más exigentes del planeta (seguramente, la que más). Llegaba el momento de demostrar por qué tantos clubes iban tras sus pasos y eran capaces de pagar grandes cantidades de dinero.
Sin embargo, sus primeros meses como futbolista del Chelsea han sido decepcionantes, demasiado normales, demasiado alejados a los fuegos artificiales que se habían vendido sobre su llegada. Mudryk llegó a mitad de temporada y la adaptación debía ser rápida, casi automática. Pero no. No ha pasado y, así, su fichaje se ha convertido en decepcionante. A su favor cabe decir que la temporada del equipo londinense, en términos generales, no ha sido tampoco demasiado productiva.
Ahora bien. La próxima temporada, el ucranio tiene ante sí la oportunidad perfecta. Su bajo rendimiento tiene muchos argumentos y posibles razones que explican el por qué no ha sido el futbolista determinante que se esperaba. Llegó con el curso ya iniciado, teniéndose que adaptar a un país nuevo, a una ciudad nueva, a una liga nueva, a un equipo de trabajo nuevo, a una rutina nueva. Todo ello ha podido complicar su rendimiento a corto plazo.
Pero no debería ser así durante la campaña 2023-24. Ahí sí habrá exigencia alta por su rendimiento. Ahí sí tendrá la obligación de dar un salto adelante para demostrar que su gran rendimiento en Ucrania no era fruto de la casualidad. Ahí sí deberá ser uno de los referentes ofensivos del Chelsea.
Tiene condiciones de sobra. En su debut, ante el West Ham, dejó claras muestras de qué es capaz y que puede marcar la diferencia de forma total en la Premier League. Pero deberá demostrarlo seriamente la próxima temporada tras unos primeros meses como Blue alejado de lo esperado, de cualquiera de las expectativas creadas en enero.
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