Declan Rice está viviendo su mejor momento de forma como futbolista profesional. Una afirmación tan rotunda como veraz, tan contundente como real. A sus 23 años se ha consolidado en la élite como uno de los centrocampistas más determinantes del fútbol británico, tanto a nivel de clubes como con la selección.
Su potencia física la complementa con una calidad que le brota de forma innata. No es, seguramente, el jugador más técnico del mundo, pero cuenta con las capacidades suficientes como para marcar la diferencia como pocos en territorio inglés.
Aloja con honores la etiqueta conocida en las islas como 'Box to Box'. O lo es que es lo mismo, un futbolista que es capaz de aparecer en ambas áreas, tanto en materia defensiva como ofensiva.
Se ha convertido en un pulmón absoluto en el esquema Hammer. Aporta el oxígeno que en ocasiones puede necesitar el equipo ante la presión rival y lo complementa con un despliegue físico y táctico que le permite crear vínculos de unión siempre que así lo precise su equipo.
Su futuro parece estar fuera del London Stadium por razones obvias y desde hace un par de años ya suena con fuerza para reforzar a clubes de la categoría inglesa, británica, europea y mundial de Manchester City, Chelsea o Manchester United.
Pese a ello, pese a ser uno de los mejores centrocampistas del país, ha continuado en las filas del West Ham dejando claro que, pese a que recibe cantos de sirena, pese a que habrá tenido propuestas muy importantes, no pierde la cabeza en ese sentido y es consciente de que su importancia, relevancia y protagonismo que vive en el Este de Londres es una etapa que debe vivir, disfrutar y madurar.
Declan Rice siempre tiene soluciones para los suyos. Un pase, una asistencia, un corte de jugada rival, incluso goles. No es una exageración afirmar que, probablemente, sea el futbolista más importante del equipo. Otros se llevan los focos ofensivos, pero su protagonismo en la sombra le convierten en el minero que trabaja en la oscuridad para que otros brillen.
David Moyes es consciente del diamante en bruto que tiene sobre la figura del centrocampista inglés y no es raro que su dinámica siga evolucionado, creciendo y progresando, porque está omnipresente en el día a día deportivo del equipo.
