Darwin Núñez se convirtió en uno de los fichajes más destacados del pasado mercado de fichajes. El Liverpool, con su incorporación, firmaba a uno de los delanteros más en forma del fútbol europeo en las últimas temporadas y, así, se reforzaba notablemente para el ataque.
La llegada del delantero uruguayo supuso un cambio importante. Aparentemente, llegaba para suplir a Sadio Mané, quien se había marchado al Bayern de Múnich, pero también para intentar dar un salto adelante en el potencial ofensivo de un equipo que ya de por sí parecía una amenaza latente para cualquier rival, tanto en Inglaterra como en el Viejo Continente.
Sus primeros pasos fueron extraordinarios. En pretemporada dejó varias actuaciones de primer nivel y su debut liguero en las islas británicas fueron muy competitivas. Por ello, las primeras sensaciones parecían estar cumpliendo las (altas) expectativas que se habían instalado tras su llegada.
Sin embargo, todo se truncó a raíz de su expulsión ante el Crystal Palace. Aquella cartulina roja provocó su castigo disciplinario durante tres partidos que le apartaron de forma rotunda de la dinámica del equipo. Pero, además, parece que sobre su figura ha caído cierto castigo por parte de Jurgen Klopp.
Con Darwin Núñez ya disponible, no está teniendo todos los minutos esperados. Ya no sólo porque durante su ausencia jugadores como Fabio Carvalho han tenido protagonismo y buen rendimiento, sino porque su error, caer en la provocación de un rival ante los Eagles, parece estar pasándole factura ahora. No es oficial, pero puede que Klopp le esté haciendo ver que sus fallos pueden tener consecuencias.
Es la realidad. El atacante charrúa parece haber perdido peso en el equipo. Tiene minutos, tiene apariciones, pero no como se esperaba hace unos meses cuando aterrizó en la zona Red del Merseyside.
Darwin Núñez podría estar viviendo en stand by.
