El Valencia parece estar viviendo uno de los mejores momentos deportivos de la última década. Al menos en lo que a estabilidad se refiere. A una calma necesaria a nivel institucional se le suma un año 2019 que siempre será recordado como aquel del centenario, como aquel en el que la parroquia valencianista volvió a llorar de alegría. Un año muy positivo, sin lugar a dudas.
En Mestalla parecen sonreír como en antaño. Buenos resultados, calma deportiva y extradeportiva, y una solidez a la hora de formar un proyecto que muchos añoraban con cierta preocupación. Es una realidad. Este Valencia es un proyecto asentado, sólido, serio, que toma las decisiones correctas en los momentos idóneos. Y por encima de todo, Mateu. Mateu Alemany. El director deportivo del Valencia es una de las claves más relevantes del proyecto en los últimos años. Un profesional capaz de fichar basándose en necesidades, y no caprichos, capaz de solucionar problemas, capaz de resolver jeroglíficos con resultados óptimos. Una de las piezas más relevantes que trabaja en la sombra a diario, que consigue firmar a jugadores de primer nivel, que consigue obtener beneficios de forma casi mágica. Quisieron vender de él que no tenía control, que tomaba decisiones condicionadas, que era más escaparate que un papel decisivo. Pero no. Un obrero deportivo que dirige los hilos desde la sombra, a escondidas, en silencio, sigiloso como un tigre que se acerca a su presa para conseguir los objetivos. Mateu Alemany ha vuelto a hacerlo. Y ha vuelto a hacerlo de forma notable con operaciones veraniegas que están formando poco a poco, en silencio, un proyecto interesante que ya empieza a ilusionar a una gran parte del valencianismo.
Un intercambio Neto-Cillessen que a priori deja en buen lugar al Valencia. Cesión de Murillo por 2 millones más opción de compra obligatoria dentro de un año que se cerraría en 12 millones. Le gana la batalla económica a un West Ham que forzó de forma seria por el fichaje de Maxi Gómez. Se desprende de jugadores como Santi Mina o Vezo que deseaban dejar este verano el proyecto. Llegadas a coste cero como Jason procedente del Levante, o con un coste bajo como Jorge Sáenz o Manu Vallejo. Compra de Cherysev tras pasar un año cedido en el club (ya conoce el vestuario y es de la confianza de Marcelino). Todo ello sumando a los grandes movimientos del pasado verano que, meses después, acabaron en éxito. Un salvador anónimo que sigue firme en su discurso, en sus métodos, en su forma de trabajar, sin rebajarse, sin caer en el error de precipitaciones como norma general. No es perfecto. No. Tampoco vendamos la excelencia. Más que nada porque no existe. Pero Mateu Alemany está haciendo una labor magnífica, una vez más, desde su mando de control en el seno de la Avenida de Suecia, allí donde nacen y laten miles de sentimientos en torno a un escudo.