Olvidados, pero vitales. Menospreciados, pero queridos por los más románticos. Los faros están ahí, presentes a orillas del mar, fuera de las ciudades, de los pueblos, como apartados, sabiendo que no son útiles más allá de su función: orientar a los barcos. Evidentemente, su función es concreta y tiene un altísimo porcentaje de relevancia relacionada con el entorno marítimo. Fuera de ahí, poco significado más allá de paisajes bonitos, fotos turísticas y casos similares. Un alto porcentaje de la sociedad ni siquiera se acuerda de ellos. Sin embargo, pregunten a un marinero, pregunten a esa gente que viaja en barcos de noche y ven en el horizonte (ahora quizás menos) esa luz que les avisa que están llegando a tierra. Como digo, infraestructuras olvidadas sólo valoradas cuando las ves, cuando llegas a ellas. Luego, se olvidan, pero ellos siguen haciendo su función, con las románticas familias que siguen trabajando para que esta profesión no caiga, no desaparezca. Una profesión en peligro de extinción que se resiste a desaparecer. El Barcelona fichaba el pasado verano a un futbolista brasileño del que poco se sabía, o al menos en el primer plano mediático. El conjunto barcelonista firmaba a un centrocampista llamado Arthur que sonaba a un pequeño porcentaje de aficionados. “¿Quién es Arthur?”, se preguntarían. Pero, pregunten, vayan a la ciudad condal, déjense caer ahora, meses después de su llegada, por los aledaños del Camp Nou y pregunten sobre el jugador brasileño: un faro en tonos azulgranas. Arthur se ha convertido en una pieza clave del Barcelona y pertenece a ese selecto grupo de jugadores infravalorados que viven bajo un manto mediático que no les ensalza. Arthur no es la máxima estrella del Barcelona, no es el futbolista más conocido del mundo, ni siquiera aparece en las grandes clasificaciones del fútbol mundial. Pero es vital, es importante, y la imagen de los suyos está ligada a su presencia o ausencia. Algo similar, con ciertos matices y distancias, a lo que le ocurre a su compañero Sergio Busquets. Jugadores de una medular barcelonista cuya tarea, cuyo trabajo, está alejado de los goles, de los regates que llenarán los highlights, pero que cuando se ausentan muchos se preguntan qué ocurre. “Aquí falta algo, pero no sabemos qué es.”, y entonces acaban llegando nombres como Busquets o Arthur. Pero centrémonos en el jugador brasileño y en los dos últimos partidos del Barcelona, ya que ambos ocurrieron en el mismo sitio, en el mismo estadio y ante el mismo rival. Dos partidos con matices casi idénticos, pero de contextos muy diferentes. Uno con Arthur, el otro sin él, y con resultados y sensaciones muy diferentes. Arthur es un faro dentro del esquema de Ernesto Valverde. Aparece y guía la salida del balón. Se ofrece y abraza el esférico para actuar de conector entre defensa y ataque. Y eso lo saben en la ciudad condal. Un jugador que llegó en silencio, que sigue en tonos bajos en lo que a nivel mediático se refiere, pero que ya es parte importante de este equipo. En el encuentro copero no estuvo presente y, pese al 0-3 final (que muchos coinciden que fue un resultado demasiado abultado), las sensaciones estuvieron muy lejos de ser las mejores. De hecho, parece que el Real Madrid salió con demasiados daños aferrándose a lo visto sobre el terreno de juego. Pura pegada. Sin embargo, en el partido liguero del pasado sábado, todo lo contrario. Un marcador más ajustado, mínimo de 0-1, pero con sensaciones de mayor control y protagonismo azulgrana. ¿Qué ocurrió? Una de las claves tiene un haz de luz potente cuya misión es guiar al equipo, ofrecer soluciones y se llama Arthur. El Barcelona mejoró, jugó mejor, el fin de semana, y la presencia del jugador brasileño en el once titular muy probablemente tiene mucho que ver. Como les ocurre a los faros, su labor pasa desapercibida, o al menos no se subraya como lo puede hacer una gran parada de ter Stegen o un gol de Luis Suárez. Nadie habla de la ausencia, y presencia, de Arthur, pero muy seguramente ese contexto tiene mucho que ver en las sensaciones del líder de La Liga y finalista de la Copa del Rey. Arthur es el faro de este equipo y como ocurre con ellos, sólo los profesionales que viven desde dentro el sector valoran realmente su valor y su presencia. El resto, sólo fotos, admiraciones en fotografías y en vuelos con dron.
Artículo publicado en mi colaboración semanal con Legalbet