Aficionados del Arsenal siguiendo el partido contra el Swansea de pie (Dan Mullan/Getty Images Europe)
Inglaterra y el fútbol inglés han vivido tragedias históricas que marcaron un antes y un después a nivel de medidas y de seguridad. Tragedias basadas en masificaciones humanas en unas gradas donde los asientos eran puro atrezzo, que realmente no eran usados como tal.
Tragedias que sirvieron, por otra parte, para tomar medidas de seguridad para que el acudir al estadio fuera una actividad de ocio, un pasatiempo, y no un deporte de riesgo. Pero Inglaterra es un país de tradiciones, de respetos culturales y sociales en multitud de temas, entre ellos el fútbol.
Seguramente, el Emirates Stadium no sea el mejor ejemplo para hablar de tradición e historia, ya que representa todo lo contrario a lo que, en cambio, sí transmitía el ya extinto estadio de Highbury, el que fuera hasta 2006 hogar del Arsenal. Pero en sus gradas, como en la gran mayoría de estadios ingleses, se sigue viendo y viviendo el fútbol de pie. Y la preciosa imagen de Dan Mullan para la agencia Getty es un claro ejemplo.
¿Por qué un gol en un estadio inglés es una experiencia diferente? En primer lugar, porque no dicen "Gol", sino "Yes!". La fonética, el poder sonoro, ya de por sí es diferente. Pero, en segundo lugar, el fútbol se vive de pie. Si acudes a un estadio inglés, muchos aseguran que el peligro de un equipo local se escucha, casi de forma independiente. Una persona cierra los ojos y puede tener un cierto aire, una cierta pista de dónde está el balón. Y es que, cuando el balón entra en metros finales, cuando un equipo fabrica una contra de libro, la gente se levanta, se apasiona, y los asientos plegables golpean sus propias estructuras casi al unísono, creando un aura mágico, un atronador anuncio previo al peligro.
El gol, la llegada, la ocasión de peligro, es recibida de pie por la grada. Muchos aficionados están gran parte del encuentro, en ciertos sectores de los estadios, de pie, sin estar sentados, manteniendo una tradición histórica que marcó un antes y un después hace décadas en el fútbol inglés.
