Foster junto a Evans y el colegiado Michael Oliver (Matthew Lewis/Getty Images Europe)
El fútbol inglés refleja muchas dotes de la cultura inglesa. Una sociedad que, como todas, vive instalada en unos tópicos de cara al exterior y que, como en otros países, también se ve reflejada en su fútbol. Durante el pasado West Bromwich Albion-Watford pudimos ver uno de los detalles que más aplaudo todos los fines de semana.
En este caso con Foster y Evans, jugadores del West Brom, junto al joven colegiado Michael Oliver. Es muy común ver en el fútbol inglés imágenes de diálogo como el de la fotografía. La gran mayoría de los árbitros ingleses, haciendo uso de un recurso casi aprendido de forma didáctica, tienden al diálogo durante los partidos. No exentos de castigo, muchos árbitros tienden a hablar con los jugadores, explicando, argumentando sus decisiones. Muchas veces estas charlas van acompañadas de la sanción correspondiente, pero el jugador acaba relajándose, calmándose, y aceptando con mejores formas una tarjeta amarilla, por ejemplo. Evidentemente, muchos se enfadan, pero la imagen refleja algo que sigue existiendo en el mundo el rugby.
¿Sabíais que en el rugby, oficialmente, sólo los capitanes pueden dirigirse a los árbitros? Algo así ocurre en Inglaterra. No tan acentuadamente, pero sí la figura del capitán existe más allá de lucir el brazalete. En muchos casos, como el que refleja y recoge la fotografía, el colegiado llama al jugador infractor y su capitán para que éste le explique y le haga entender que ha realizado una mala acción. Un intermediario que tiene un papel fundamental. Un colegiado que tiende al diálogo, que toma decisiones, pero que pocas veces muestra una actitud prepotente, de mando. Toma decisiones, decide jugadas con su criterio, pero muchas veces zanja posibles enfados explicando (como creo personalmente que debería ser siempre) las razones de las sanciones. El jugador se siente escuchado y, creo, es una gran decisión que ayuda al transcurso del partido.
