El John Smith's Stadium de Huddersfield (Gareth Copley/Getty Images Europe)
El Huddersfield Town no vivió una tarde positiva. Todo lo contrario. El conjunto de David Wagner había firmado un gran inicio liguero partiendo, entre otras cosas, que se trata de uno de los recién ascendidos a la élite inglesa. Sin embargo, se presentaban ante su primera gran cita, ante el primer gran rival de nivel británico que visitaba el coliseo del Huddersfield. Y cayeron, cayeron de forma contundente, tanto por imagen como por resultado. Y es que el equipo de Wagner había encajado sólo 5 goles en 6 partidos, y en apenas 24 minutos ya había encajado 3 goles, para posteriormente encajar, con 4, casi los mismos goles que en todo el resto del campeonato.
Resultado a un lado, el entorno del John Smith's Stadium refleja romanticismo, con sus preciosas casas bajas, de fachada puramente británica, con sus ladrillos marrones, cálidos, con sus chimeneas, con sus tejados oscuros, cumpliendo el tópico de barrio inglés que tantas veces ha salido en películas y series. ¿No os suena Privet Drive en la saga Harry Potter?
Un coqueto barrio de casas entre las que destaca la imponente infraestructura de uno de los veinte estadios elegidos por el destino para acoger a uno de los equipos de la Premier League 2017/18, una de las ligas más mediáticas del planeta. Ahí, en su recogimiento, en la intimidad que transmite, en sus cortos espacios, todo un estadio que en su interior acoge a 24.500 personas. Contrastes puros, inflexiones estructurales entre la intimidad del hogar y la explosión de júbilo y sentimientos que provoca el mundo del fútbol. Como si de una iglesia se tratara. Destacando, con su altura, con su envergadura, y acogiendo a unos fieles que acuden cada vez que el calendario deportivo del fútbol inglés les cita.
Preciosa instantanea del estadio del Huddersfield Town.
