Una equipación del Valencia con Ford de patrocinador y Luanvi como marca que vestía al equipo. Eran tiempos en los que Fernando Gómez Colomer, Ariel 'Burrito' Ortega y un joven Gaizka Mendieta daban grandes ratos de fútbol a la parroquia valencianista. Eran tiempos en los que Mestalla todavía tenía vallas en sus gradas, en los que asientos y terreno de juego eran separados por aquellos artilugios metálicos que hoy en día recuerdan a tiempos pasados, quizás, peores.
El Valencia era un equipo que, sin saberlo, iba a vivir la mejor etapa deportiva de su historia, cuando jugaría finales de torneos europeos, cuando ganaría títulos en España y Europa, cuando se codearía con la más prestigiosa élite del viejo continente. Un equipo que vivió grandes años, tanto a nivel deportivo como económico, cuando todo parecía tener otro aroma, otro aura más romántico, menos enfocado al show y al negocio.
Pero de repente, vacío, precipicio que todavía dura. Años de travesía por un desierto institucional que acabó afectando al equipo. Sin guión desde las alturas, los actores no podían interpretar un papel concreto. ¿Ha acabado la espera? Muchos aseguran que sí, pero otros afirman que todo debe escribirse con buena letra, lentamente, sin caer en el error del orgasmo cerebral, sin dejarse llevar fruto de la emoción.
El Valencia ha disputado 6 partidos ligueros esta temporada y sigue sin perder. 3 victorias, 3 empates, y lo más importante, 0 derrotas, invictos. Un inicio de campaña que ha ilusionado en la capital del Turia de una forma inesperada. Viendo los terrenos embarrados de últimos cursos, sin los grandes fichajes mediáticos que en su día algunos prometieron, era complicado pensar en un inicio de temporada tan positivo. Algunos ya empiezan a hablar seriamente, pese a llevar sólo 6 jornadas, de puestos europeos. De hecho, el Valencia ya está en puestos de Champions League, pero el camino todavía es extenso, con muchos kilómetros en forma de partidos por recorrer.
Pero la ilusión ya está en Mestalla. Una importante victoria en Anoeta, ante la Real Sociedad por 2-3, ha despertado la explosión de sentimientos en la capital valenciana. Además, pronto salió la estadística histórica que, asegura, las 3 últimas veces en las que el Valencia ganó en San Sebastián acabó clasificándose para la Liga de Campeones. Evidentemente, la ilusión es una corriente imparable, y ya late, late muy fuerte, con vistas a seguir creciendo.
Una generación de valencianista que creció con los años dorados de la institución, que luego han tenido que sufrir los golpes, los vaivenes, de una travesía sin destino concreto, donde el equipo acababa salvándose, pero coqueteando con la zona caliente. Y que ahora, claro está, sueñan, vuelven a latir, vuelven a sentir ese cosquilleo en el estómago.
Los padres ya conciencian a sus hijos de que algo bueno puede venir. Mestalla, que ha maquillado su rostro en los últimos años, quiere volver a vibrar como en las mejores noches donde Europa temía al Valencia. ¿Ocurrirá? ¿El Valencia vuelve a ser un rival complicado, a batir? ¿Vuelve aquel Valencia que enamoró a conocidos y extraños? ¿Ha nacido en la Avenida de Aragón una alternativa verídica para pelear por las plazas europeas?
Aquellos maravillosos años... ¿otra vez?
