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Foto del escritorEsteban Gómez

Gracias Marcelo. Gracias Claudio.


El mundo del fútbol está tan desvirtualizado que a veces se nos olvida de la pureza, de su magia. Sin embargo, hay esperanza. Existen ejemplos que reencuentran con su parte más básica, con su lado más natural, donde el deporte, el respeto, la educación, los valores, hacen acto de presencia, y de repente nos sorprende. Nos sorprendemos ante lo natural, ante lo lógico, ante lo que debería ser habitual.

La Ligue1 2017/18 ya está en juego. El campeonato liguero francés ya ha dado su pistoletazo de salida con Paris Saint Germain y Mónaco como principales candidatos a coronarse campeones a final de temporada. Sin embargo, la primera jornada ha dejado una de las imágenes más bonitas del fin de semana en Europa.

Justo antes del inicio del Lille-Nantes (con triunfo final 3-0 para los locales), con Claudio Ranieri y Marcelo Bielsa como protagonistas. Dos entrenadores veteranos, con mil batallas vencidas, con cientos de derrotas a sus espaldas. Con errores, con aciertos, con una larga trayectoria. Una imagen breve, concisa, pero puramente deportiva, educativa, llena de valores humanos y de respeto. Dos técnicos que, pese a ser considerados referentes dentro del mundo de los banquillos, se mostraron puramente éticos, elogiándose, tratándose de usted, dejando de lado egos, haciendo reverencias al técnico rival.

Una imagen que ha generado cientos de comentarios en redes sociales por el carácter educativo que ofrecen en apenas segundos, por el poder casi hipnótico de ver a dos personas tan respetadas en su ámbito realizándose piropos y reconociéndose los méritos durante sus respectivas trayectorias como profesionales. Sin duda alguna, un ejemplo. Sin polémica, sin morbo, sin grandes gestos expresivos. Pura naturalidad del que está ante alguien a quien admira de verdad, justo antes de enfrentarse, justo antes de pelear por un objetivo común.

Minutos después rodaría el balón en el Stade Pierre-Mauroy de Lille y ambos pasarían a ser rivales, con sus armas de entrenador, con sus tácticas, con sus tomas de decisiones. Pero hasta entonces, respeto. Respeto absoluto, total y máximo.

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