Este 2021 tendrá una mudanza especial. Especial por muchísimos motivos. Entre ellos, porque es la primera que va a suponer una inversión grande. Estos días he estado ya en ese lugar que pronto (intentaré) será mi hogar y será allí donde por primera vez realmente tenga mi despacho personal. Lo tengo ahora, pero durante algunas horas, durante muchos momentos, es compartido, y eso quita romanticismo. De hecho, esta misma frase la escribo después de haber sido "cortado" por eso mismo, porque no es mi espacio personal al cien por cien.
Os cuento esto porque esta semana he estado en ese futuro sitio, en ese rincón, en ese despacho que todavía no tiene vida propia, que tiene otra personalidad que no es la mía (pero que la tendrá, os lo aseguro) y el pasado lunes, cuando encontré un momento de soledad, me vi ahí, solo, pensando, reflexionando, creando mentalmente, y sentí un escalofrío. Tengo una cierta sensibilidad para muchos aspectos y vivencias, y cuando ocurre eso, cuando siento ese escalofrío innato, incontrolable, es cuando sé que el camino es el correcto. Tras varias semanas de trabajo en aquel futuro hogar, por primera vez vi realmente que aquello iba a ser mi despacho. Ese escalofrío fue, por fin, la pista definitiva que, seguramente, haya despejado alguna que otra duda que latía en mi cabeza. Ese escalofrío fue, por fin, la señal de que en ese despacho saldrán grandes ideas, grandes proyectos y donde (creo) pasarán momentos fantásticos.
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