Siempre he tenido claro que los domingos eran días diferentes desde dos puntos de vista. Por un lado, los creadores de contenido. Por otro lado, los consumidores de contenido. ¿Qué tienen de especial los domingos? Que la gente tiende a estar de mal humor, menos comprensiva, más indignada. Incluso cansada. Los domingos son esos días donde el consumo de Internet y redes sociales alcanza números más altos. Se entremezclan el cansancio físico y mental de darlo todo el sábado anterior con ese sentimiento de tristeza y frustración personal del que sabe que al día siguiente tiene que volver a la rutina. Ahora quizás menos por la situación global que vivimos por el coronavirus. Pero aquí quiero arrancar el comentario realmente.
Ahora todos los días son domingo. Ahora todos los días tienes mucho más público delante. Un público dispuesto a ofrecerte su opinión, su punto de vista, y en la mayoría de veces sin habérselo pedido. ¿Qué ocurre? Que los creadores de contenido tienen un reto mayúsculo para sus respectivas marcas personales. Por un lado, un escaparate mayor al habitual por el confinamiento, ya que hay más gente delante del móvil a diario. Por otro lado, la oportunidad de aprovecharlo para expandir sus marcas. A más gente, más oportunidades de crecer. Sin embargo, al mismo tiempo, el otro lado de la moneda: más oportunidades de no gustar.
Mucha más gente a quien gustar y mucha más gente, también, a quien disgustar. O indignar, porque la gente ya no se disgusta ni molesta. Hoy en día o estás súper feliz o estás indignado. Sí, otra realidad de la bipolaridad social. Es por ello que cada comentario, cada publicación, estará sometida a un jurado mucho mayor. Da igual la hora, el día. La gente está en sus casas, en pijama la mayoría de ellos y ellas, y con una frustración por no poder (o deber) salir que empieza a tener a la gente indignada. Entonces, muestran su frustración, su malestar, y todo adquiere también un clima más relevante para el creador de turno.
Las marcas personales tienen un reto importante estos días, como digo. Por un lado, un mayor publico al que llegar y gustar, pero al mismo tiempo más gente a quien dejar de gustar, cansar e indignar. Es un reto importante, insisto. Puedes ganar seguidores y al mismo tiempo perderlos, porque estarán ahí, esperando su dosis de entretenimiento gratuito y si lo que les ofreces gratuitamente hasta sus sofás (o camas, en el más preocupante de los casos) no les gusta, tendrá consecuencias rápidas. Los domingos eran el Far West de la semana. Unfollows de gatillo fácil ante unos usuarios que querían culparte de tener al día siguiente tareas y obligaciones impuestas que no les hacían ser personas felices. Y ahora, en muchos casos, la frustración por no poder salir es algo similar. Pero ahora ya no los domingos, sino a diario.
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