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Foto del escritorEsteban Gómez

¿Se acabó?

Hace una década, aquella madrugada, decidí que iba a especializar mi marca profesional (mi psicóloga me dijo que era mejor que decir 'marca personal') en el fútbol inglés. Fue una decisión tan improvisada como acertada. No me considero una referencia, ni influencer, pero es cierto que, gracias a esa decisión, he conseguido una comunidad que está cerca de los 69.000 seguidores en Twitter.


Aquella noche decidí que iba a convertir el fútbol británico en una forma de vida. Quería vivir de ello, o al menos crear herramientas que me permitieran conseguirlo. Desde entonces, he trabajado en medios como La Sexta, Eurosport, Diario AS, BeSoccer o Transfermarkt.


Sin embargo, pese a que haya centrado mi atención, interés y contenidos en las islas británicas, no puedo negar que he crecido con el fútbol español muy presente y, ahora, con mi día a día teniendo muchos impulsos que me llevan a seguir de cerca lo que ocurre en LaLiga. Una cosa no quita a la otra. Lo que publico en redes es lo que se ve, pero en la sombra, en la recámara, pasan cosas.


Pero el putrefacto estado institucional, deportivo y nacional que vive el fútbol español me ha hecho plantearme si quiero seguir de cerca una competición que ya no es lo que era y que, además, ofrece más polémicas que buenos momentos.


¿Tiene sentido seguir con algo que cada vez interesa menos y que genera malestar? Tras el Valencia-Sevilla de hace unos días, me lo planteé. Quizás fuera fruto del cabreo por lo vivido con los míos y cómo la actuación arbitral decantó la balanza en contra de los de Mestalla. Y no fue sólo eso. Es un cúmulo de "errores" que llevan ocurriendo desde agosto, con otros de otros tantos clubes que están pasando desde que inició el curso. A eso se le suma las quejas de los grandes (que son los que jamás deberían hacerlo), el ego del máximo mandatario, la guerra mediática y pública entre LaLiga y la RFEF, los medios de comunicación y los contenidos que ofrecen...


Cuando sigo el fútbol inglés y británico siento calma, siento una satisfacción y tranquilidad que me permite la distancia. No consumo basura, ni polémica, ni contenidos manipulados, ni mentiras lanzadas a la opinión pública, ni tonterías convertidas en noticia. Quizás, insisto, sea por la distancia, que así no llega el hedor. Es una de las muchas razones por las que en la última década mi mirada ha ido incrementado su interés hacia todo lo que ocurre en las islas británicas.


Me lo planteé. Insisto, creo que fruto de la pereza, del mosqueo reciente del momento. Pero es cierto que sigo teniendo claro que la preocupante temporada del fútbol español me aleja cada vez más. No es algo nuevo. Es algo que nació hace diez años y que ha ido consolidándose temporada tras temporada.


Qué gratificante sería conseguirlo. Uso el condicional porque, en mayor o menor medida, me siento obligado por motivos profesionales. Por ello, básicamente por ello, sigo interesándome por lo que ocurre en el fútbol nacional español. Por motivos laborales, prácticamente. Si no trabajara en medios españoles creo que sería mucho más fácil...

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