Me apasiona mi trabajo y soy fiel seguidor del fútbol inglés, y en general. Cuando llegan los fines de semana, algo especial vuelve a latir dentro de mí. Todavía más desde que hace casi diez años decidí enfocar mi vida a lo que quería conseguir. Lo he conseguido y es algo maravilloso, pero hay matices.
Esta última semana de mayo se convierte en especial, se transforma en oxígeno. Cuando llega el final de temporada en la Premier League (y luego en el resto de campeonatos), es una fantástica noticia que agradezco enormemente. Dentro de un mes, cuando la rutina veraniega campe a sus anchas, lo echaré de menos, como me pasa cada año, pero es momento de decir que quería que llegara este momento.
Tengo la suerte de tener un trabajo que me cubre aspiraciones y necesidades. Tengo todavía más suerte por tener una pasión que da sentido a mi vida. Pero, igual que digo esto, confieso que el final de temporada es una fantástica noticia para mí porque supone cierta liberación de trabajo, cierta liberación de espacio mental y cierta liberación de tiempo libre. Es así. El curso deportivo es una pasada, lo disfruto mucho, me permite descubrir muchas cosas, pero a partir de marzo-abril el cansancio hace acto de presencia y el verano se convierte en esperanza.
Poco a poco he ido cambiando mis rutinas para que el fútbol no se convierta en 24 horas sin desconectar, como hacía hace una década aproximadamente. Ahora tengo otras inquietudes, otros focos que cubrir y por ello la "tranquilidad" de no tener que estar pendiente es algo que agradezco enormemente. Acaba la Premier League y hasta finales de junio habrá fútbol todavía, pero que finalice el gran foco de mi día a día relaja y rebaja todo.
Quería que llegara este momento.
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