El pasado viernes acudí a mi sala de cine de cabecera en el centro de Madrid. Como siempre, busco olvidarme de todo durante dos horas, y en un enorme porcentaje de las veces lo consigo.
Esta vez, vi un estreno. Vi Una vida no tan simple, dirigida por Félix Viscarret y con Miki Esparbé, Ana Polvorosa, Álex García y Olaya Caldera como principales protagonistas de la narrativa.
Acudí sabiendo que podía gustarme, pero sin grandes expectativas. Tengo que aprender a no tenerlas tan altas, pero en esta ocasión lo conseguí. Acudí tras haber visto una entrevista a Miki Esparbé en La Script. Acudí sabiendo que la historia transcurría por calles de una gran población vasca (no sabía cuál concretamente). Además, necesitaba ver una película que no se alargara demasiado, porque tenía una cita luego.
Me encantó, sinceramente. Me gustó mucho la historia, cómo está expuesta, la fotografía, la actuación del reparto, el dilema personal que plantea y con el que es fácil sentirse reflejado y representado. Incluso la actuación de la niña y el niño es buenísima. Además, la profesión del protagonista es una temática que viene creándome interés en los últimos meses, por lo que (a nivel personal, mío) fue un tema a favor más.
Es una fantástica película que mantiene el nivel del cine español en todo lo alto, tras un 2022 extraordinario. Y eso son palabras mayores. Le gustó a Carlos Boyero, así que eso dice mucho de esta producción. Si te apetece ir al cine, tienes un hueco y no sabes qué ver, dale una oportunidad a Una Vida no tan Simple.
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