Lo tenía claro, y lo sigo teniendo claro. Twitter (o como se quiera llamar ahora) no desaparecerá. No desaparecerá porque es, seguramente, la red social más tóxica y accesible para toda aquellas personas que, en lugar de ir a terapia, prefieren entrar y vomitar toda la bilis que tienen en su cuerpo.
Eso es algo negativo, sin duda. Es algo dantesco, asqueroso, que roza lo ilegal, totalmente denunciable, pero a su vez es casi imposible de controlar, salvo que se cierre la plataforma. Y eso no creo que ocurra. Menos ahora, tras la histórica inversión de Elon Musk.
Este tipo puede ser juzgado por multitud de temas, pero aquí hablaremos de Twitter y de su (nefasta) gestión.
El cambio de logo no ha sido un acierto. Por mucho que quiera unificar sus marcas mediante la letra X, cambiarlo así, de repente, por capricho, sin una aparente razón comercial de la plataforma (como individualidad, sin tener en cuenta el valor del grupo), es un error. Es un error, porque no tiene ningún sentido. No tiene ninguna relación con el (ya) pasado y nunca se relacionará a la nueva marca con la plataforma.
Por culpabilidad social, por el ocultismo del consumo de porno, ver una X siempre nos lleva a pensar cosas que no son. Y con esto ocurre lo mismo. Ver el logo de la app cambiado, que a su vez de simple es cutre, sin alma, no parece ser un gran acierto. Esa app queda mal en prácticamente cualquier escritorio de teléfono móvil.
La gente seguirá diciendo tweets. Siempre.
La gente seguirá diciendo Twitter. Siempre.
Los verificados ahora son puramente comerciales y han perdido cualquier esencia. Yo he pensado en activarlo más de una vez, quizás lo haga algún día, por un único motivo. A veces siento que necesito más caracteres en mis tweets. Simplemente por eso. ¿Vale la pena ese precio? Evidentemente, no. Quizás, por eso no he accedido todavía a ello.
Sobre las duras críticas y comentarios negativos, Elon Musk, ¿no los recibe? ¿Le da total y absolutamente igual? Él parece tener un camino fijado, y no parece estar dispuesto a cambiarlo, pese a que la red social pasa, seguramente, su peor momento de popularidad. No de uso, porque la gente sigue ahí (se habla de alternativas, pero Twitter siempre será Twitter), sino de críticas.
¿Qué estás haciendo, Musk?
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