El Newcastle United inicia una temporada repleta de ilusión y exigencia a partes iguales. El cambio de propietarios de la pasada campaña ya supuso un importante paso adelante a nivel institucional y deportivo.
El combinado de St. James' Park pasó de tener serios problemas y con una amenaza latente del descenso a resurgir de sus cenizas de forma extraordinaria e inyectar un ánimo muy positivo a los aficionados.
La nueva propiedad invirtió dinero para revertir la situación deportiva y firmaron un final de temporada extraordinario. Su dinámica fue ascendente, totalmente positiva y la finalización del campeonato rompió una racha que apuntaba a Europa. Ahora, con el contador a cero, con todo por delante, con las mismas posibilidades que el resto, es cierto que el proyecto tiene muchos más focos mediáticos e informativos que hace un año.
El Newcastle aspira a cosas interesantes, aspira a sellar una de las diferentes plazas europeas en juego. Es la realidad. Más, aspirar a ser campeones de la Premier League, quizás sea un objetivo desmesurado, totalmente fuera de lugar. No por facultades o herramientas, sino porque la exigencia es máxima y parecen estar por debajo de otros como Manchester City, Liverpool FC o Chelsea FC.
Sin embargo, aspirar a plazas continentales es una meta viable, lógica, con sentido. No quiere decir que lo vayan a conseguir sin sufrimiento, fácilmente, pero tienen condiciones de sobra para, al menos, intentarlo.
El objetivo de la permanencia parece estar, actualmente, lejos de las expectativas del proyecto. Este Newcastle tiene plantilla para aspirar a más, a mucho más. Tienen un buen entrenador, con una filosofía tan sencilla como clara. Hay presentes jugadores muy interesantes como Allan Saint-Maximin o Bruno Guimaraes. Cuentan con actores secundarios que pocas veces bajan los brazos como Wood, Wilson o Trippier. Se han reforzado notablemente como Nick Pop en la portería o con defensas como Sven Botman y Matt Targett.
El Newcastle 2022-23 parece ser la continuación de un trabajo iniciado a finales de 2021 cuando los nuevos propietarios hicieron acto de presencia y su carta de presentación fue acompañada con una chequera abundante de dinero.
Cuando estaban en problemas no sólo salieron adelante, sino que lo hicieron de forma majestuosa. Ahora, con la misma base y con refuerzos concretos en parcelas algo necesitadas, tienen razones y motivos obvios para soñar con grandes cosas. No gigantescas, como podría ser el título o una de las plazas de Champions League (por la gran competencia, más que nada, no por deméritos suyos), pero sí importantes, grandes, mucho mejores que lo vivido en estos últimos años en los que lo institucional había creado un clima de tensión, temor deportivo y desamor bastante importantes. Tocará seguir de cerca el curso deportivo de este Newcastle United. Sin lugar a dudas.
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