El pasado fin de semana el diario El Mundo desvelaba una información referente al último contrato firmado por Leo Messi con el Barcelona. Una información que ha generado un eco mediático enorme. Nada sorprendente, eso sí.
Las cifras son de grandes dimensiones. Merecidas, para unos. Una locura, para otros. Ni blanco, ni oscuro, para un tercer grupo. Lo único que queda claro y que ha unido a estas tres corrientes populares es que ha generado opiniones y un foco informativo que sólo hace aumentar el incendio institucional que existe en el entorno del club catalán desde finales de la pasada temporada.
Sin embargo, vayamos por partes, como diría Jack El Destripador.
Por un lado, debemos respetar y dar por válida una información que, supuestamente, sería real. Por otro lado, esta información no se encuentra uno por la calle, detrás de un banco en un parque. Ha debido existir una filtración, una puerta abierta desde el club que ha facilitado el acceso del periodista que ha hecho su trabajo a la perfección para acceder a dicha información.
A partir de aquí, varias preguntas. ¿Es real esta información? Debemos creer que sí. ¿Desde dónde se ha filtrado? ¿Por qué se ha filtrado? ¿Cuál es la intención de hacerlo ahora? Expongo todas las anteriores cuestiones porque, estoy convencido, no es fruto de la casualidad.
Tras su explosivo movimiento oficial el pasado verano. Cuando más fuera que nunca está Messi del Barcelona. Tras dos entrevistas abiertas y varias declaraciones incendiarias. Y todo este escenario con un protagonista principal, Leo Messi, y con un actor secundario, Bartomeu, que ha adquirido (según el discurso del argentino) el papel de malo de la película. Digo esto porque, creo, intuyo, expongo sin más prueba que mis lecturas entre líneas, que esto no es casual. Y si lo es, vaya, quizás sea curioso.
¿Es raro pensar que la filtración ha llegado desde una fuente que tiene, o tenía, acceso a estos datos confidenciales? ¿Es raro pensar que esta filtración tiene cierto aroma de oportunidad para dañar la imagen del argentino?
Dejemos claro una cosa. Cualquier información exclusiva y confidencial tiene dos puntos de vista. Una la del periodista, que ha sabido tocar a la puerta correcta, en el momento correcto, o que directamente han acudido a su figura para aprovechar su escaparate informativo.
Que nadie se engañe. Las noticias exclusivas no se encuentran así como así. El trabajo del periodista es aprovechar puertas abiertas, acudir a las fuentes, trabajar, picar piedra para conseguir el objetivo final. Pero el trasfondo es el que es. Por mucho trabajo que tenga el periodista, por muchas horas trabajadas, por mucho esfuerzo que se pueda hacer, si no llega el movimiento definitivo desde el otro lado no sirve de nada. Y es ahí donde aparece la clave de todo.
Y, ojo, estas líneas no son un menosprecio a la labor del periodista que ha tenido acceso a la información. Es su fantástico trabajo, su gran labor, pero todo apunta a que desde el otro lado también ha habido un interés real para que estas informaciones, cláusulas, salgan a la luz. Esa es la gran clave.
El club se ha desmarcado oficialmente, pero el aroma no parece venir del club, del actual club, de las altas esferas que están ahora mismo. Messi no ha sido crítico con el club. El argentino ha señalado directamente, sin escrúpulos, como nunca antes se le había visto, hacia la antigua directiva. Justo la que tenía acceso a este contrato firmado en 2017.
No es casualidad, insisto. Una venganza con tintes personales. Un trasfondo que sobrepasa lo puramente deportivo. Y esa es la gran clave. No si Messi cobra mucho, poco, demasiado. No si el Barcelona debió, o no, acceder a esas pretensiones. No si ese contrato es el gran problema económico actual del club. Eso son debates importantes, incluso interesantes, pero secundarios. La clave de todo es desde dónde se ha filtrado, con qué intenciones.
Dicho esto. Dejando claro que, creo, todo apunta a una venganza, a una filtración que no es casual, que no es fruto del azar, ¿cobra demasiado Leo Messi? Es cierto que (de ser cifras reales y una información verídica) es complicado defender un contrato así por muchos motivos. Existen enfoques éticos, sociales, económicos y, sobre todo, viendo los resultados desde entonces. Un megacontrato histórico que explica perfectamente la supuesta mala situación monetaria del club actualmente. Una hipoteca inabarcable en toda regla.
Messi es el mejor jugador de la Historia y pueden existir argumentos válidos para pensar que debe tener unas condiciones salariales y contractuales enormes, gigantescas. ¿Debe Messi cobrar más que nadie en el mundo del fútbol? La respuesta deportivamente puede ser 'sí'. No es ninguna locura. No hay un jugador actualmente a su altura, y eso debe reflejarse en términos monetarios. Pero, ¿cuál es el techo? ¿Cuál es la frontera? ¿Dónde las cifras dejan de ser rentables, éticas o lógicas? Es ahí donde aparece otra de las claves de estos debates que han nacido desde la filtración de El Mundo.
Las cifras expuestas son una locura. Negarlo sería ir contra la lógica. No contra la corriente popular, sino contra la lógica. Es una locura. Una filtración informativa que, evidentemente, ha generado lo que ha generado. Pero, ¿por qué es demasiado dinero? ¿A partir de qué cantidad deja de ser lógico? ¿A partir de qué cifra deja de ser un contrato justo a ser desmedido? Esa es otra de las preguntas que me hago desde hace días.
Por todo ello, a modo resumen. ¿Por qué se ha filtrado ahora? ¿Cuál es la intención de la filtración? ¿A partir de qué dinero deja de ser ético para ser considerado una locura? A partir de ahí, preguntas que todavía no tienen respuesta, pero sí tienen una base sólida. Todo esto no es casual y, personalmente, esa es la gran clave que se debe analizar en todo este incendio informativo que se ha creado sobre la figura de Messi.
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