Me sigue fascinando (por decirlo fino) cómo se está silenciando la permisividad y normalidad que se le está dando a todos los partidos organizados bajo la marca y contexto de la UEFA. Ya sea a nivel de clubes, ya sea a nivel de selecciones. Me parece increíble, con la que está cayendo en términos sanitarios, que se haya reestablecido todo en torneos de selecciones en Europa, o con la Champions League o Europa League. Soy fan de este tipo de torneos (aunque cada vez menos), pero no puede ser que se nos pida ayuda a la población, que seamos consecuentes, que en las diferentes ligas se sigan exigentes controles sanitarios y de seguridad, y luego no ocurra lo mismo cuando se trata con campeonatos internacionales. Los casos son obvios, pero nadie dice nada. Se comenta por encima, como si no ocurriera nada. Nadie ni nada lo paraliza. ¿Recuerdan aquellos ya lejanos partidos de Champions en marzo entre Atalanta y Valencia? ¿Recuerdan aquel Liverpool-Atlético? ¿Recuerdan aquel Barcelona-Napoli? Se disputaron bajo la ya grave amenaza de la pandemia global. Se jugaron, y ya está. Y nadie ha dado explicaciones. Puedo entender, y quiero hacerlo, que en aquel momento había mucha ignorancia sobre el tema. Estos meses han sido de aprendizaje para todos nosotros, pero ya existen pruebas relevantes de que aquellos enfrentamientos entre equipos de España e Italia (los dos países europeos más azotados por la primera ola) y que el Liverpool-Atlético (que provocó muchos positivos en días posteriores en la ciudad de Liverpool) provocaron un fuerte impulso a la expansión europea de casos. Es real. Esto no me lo invento yo. Ya hay pruebas. Pero, ¿quién ha pedido explicaciones sobre aquello? Yo sigo esperándolo. Pero es que, ahora, con la lección (supuestamente) aprendida, con meses de aprendizaje, con cientos de titulares ya asumidos, se sigue otorgando a la UEFA una libertad absoluta para romper fronteras, para saltarse protocolos de países, y ahora sí hay consecuencias que, como digo, parecen silenciarse. No se silencian, porque son noticia, pero nadie pide responsabilidades a la UEFA, lo que me hace plantearme cuál es el verdadero poder del máximo organismo europeo. Debe ser mucho más importante de lo que pensamos cuando se están dando casos positivos de jugadores y profesionales justo cuando hay jornadas de Champions League, cuando hay jornadas de Europa League y, sobre todo, cuando hay jornadas de selecciones. ¿Cuántos jugadores han dado positivo desde septiembre tras volver con sus selecciones? Cristiano Ronaldo, Domagoj Vida, Adama Traoré, Thiago Alcántara, Shaqiri... Por poner algunos ejemplos. Las medidas de seguridad pueden ser claras, estrictas y exigentes, pero si la permisividad de según qué organismos baja para que la UEFA pueda disputar sus competiciones, se desvirtúa todo, se convierte en un irrisorio espectáculo que abre el debate y enfado de muchos profesionales. ¿Ellos no son personas, no corren riesgos? ¿Se antepone el negocio, el dinero, y ya está, y no pasa nada? ¿Por qué los futbolistas pueden viajar sin restricciones y cualquier otro ciudadano, si se descuida, no puede salir ni de su calle? E insisto, nadie pide explicaciones a la UEFA. Nadie. Todavía se sigue esperando un comunicado oficial hablando de la eliminatoria Atalanta-Valencia, o de la eliminatoria Atlético-Liverpool. El Atalanta disputó el partido de ida pese a que Bérgamo era la zona más caliente de Italia en ese momento y, lo más grave y duro de todo, se permitió que viajaran a Valencia. En Liverpool, más de lo mismo, pero con el foco en Madrid, desde donde viajaría el conjunto de Simeone. ¿Alguien ha dado explicaciones oficiales de aquello? Expertos, virólogos, han afirmado de forma rotunda que aquellos partidos, por sus viajes, por sus traslados, fueron movimientos clave para la expansión del coronavirus. Todo ello exponiendo sin tapujos (como ahora, sólo que ahora es más grave porque no se ha aprendido realmente nada, y con casos positivos) a los profesionales. Es el lado más asqueroso y vomitivo que está dando el mundo del fútbol en los últimos meses. Dinero, negocio, cumplimiento de contratos para asegurar los pagos. Y a los futbolistas, a la gente, que les den. No entiendo nada. O quizás sí lo entienda y estas líneas sean simplemente una exposición de suposiciones personales ante una situación que es demasiado clara como para no estar hablando de ello. Me temo que el poder de la UEFA va mucho más allá de lo puramente deportivo.
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