Escribo de madrugada porque es cuando, normalmente, más tranquilo y cómodo me encuentro. De fondo suenan episodios de podcasts recientes que tengo pendientes. No son radio, pero hacen la misma compañía íntima.
Hace un par de semanas tuve una conversación casi improvisada que me hizo convertir una charla más en una charla importante. A nivel personal y laboral. Estoy en un momento dulce a nivel profesional. Debo reconocerlo. Primero, por mi labor, pero sobre todo por cómo estoy progresando, por cómo me estoy sintiendo. Tengo una seguridad absoluta y tengo más ganas que nunca de seguir hacia adelante. Llevo algo más de un año en mi empleo y debo reconocer que al principio se me hizo cuesta arriba. Ahora lo veo con perspectiva y era normal. Soy una persona autoexigente y eso hace que muchas veces me agobie al ver que quiero, pero no puedo. Pero hay veces que simplemente ocurre eso, que no se puede. No se puede llegar a un sitio nuevo, a un puesto de trabajo nuevo, y de repente, de forma automática, saberlo todo, hacerlo todo bien y ser el mejor trabajador posible.
Ahora, insisto, lo veo con perspectiva y veo que se trataba de tiempo, de esperar. Ha pasado más de un año y es así. Es complicado sentirse orgulloso y satisfecho cuando personalmente eres una persona reservada. Lo soy. Soy reservado. Me gusta guardarme las cosas para mí. Buenas o malas. Sobre todo buenas. Las malas, más tarde o más temprano, acaban saliendo. Pero las buenas me producen una contradicción al saber que están saliendo las cosas bien, que las gritaría a los cuatro vientos, pero al mismo tiempo tiendo a pensar que acabaría pareciendo egocéntrico, creído, o cosas similares. Quizás sea una tontería, pero confieso antes las cosas malas que las buenas.
¿Qué ocurre con esas cosas que salen bien, que me hacen sentir muy bien, que me están ayudando a ganar una confianza brutal? Las confieso, pero en píldoras, expresando apenas lo que siento, intentando ser objetivo, porque, insisto, me da la sensación de que acabaría siendo egocéntrico y es de lo que más huyo.
Este texto es la prueba. He expresado que las cosas van bien, que estoy feliz, pero todo con píldoras, con pequeñas dosis, sin casi expresar lo que está ocurriendo por lo comentado: no quiero parecer egocéntrico.
Estoy muy orgulloso, satisfecho, y espero que siga siendo así.
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