Si me lees desde hace tiempo, sabrás que la fotografía se ha convertido en una pieza clave de mi día a día. Todo como hobby, como una forma de expresión, como una forma de saber dar forma a momentos o ideas que me pasan por la cabeza.
Primero, digital, tanto en cámara como con el móvil. Luego, más tarde, analógico. Sobre lo primero, ningún dilema, ningún problema. Hago más fotografías con el móvil por la comodidad, rapidez y facilidad. La sección Fotogramas de esta web es un buen ejemplo. Aunque de vez en cuando saco algunas de las cámaras digitales y salen cosas como estas.
Hasta aquí, ningún problema. El 'pero' llega cuando cojo alguna de las analógicas que tengo. Si hago fotografía analógica es porque siento este formato como más puro, más cuidado, más natural. Hay que cuidar un poco más cada disparo (más que con el digital, seguro), piensas más qué foto quieres hacer. Eso me encanta.
Sin embargo, aquí el dilema. ¿Se deben editar esas fotografías? Al editarlas, ¿no se pierde un poco lo especial de lo analógico? Es una cuestión que tengo en la cabeza desde hace meses.
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