Me parece fascinante ver cómo todo vuelve, cómo lo que parecía pasado toca a la puerta y vuelve a hacer acto de presencia. Muchas veces, nos creemos modernos, reivindicativos, como que somos la sociedad que sí, por fin, consigue cosas importantes de verdad. Sin embargo, amigas, amigos, sólo somos los que vuelven a repetir todo.
La moda que llevábamos cuando éramos niñas y niños, vuelve. El deseo de tener un teléfono móvil con una cámara de mala calidad, o directamente sin ella, vuelve. Las series de nuestra infancia/adolescencia, vuelven. La fotografía analógica, vuelve.
Me parece fascinante que vuelva Snapchat. No porque hubiera cerrado o porque no funcionara anteriormente. No. Nada de eso. Me parece fascinante porque hay una corriente de chicos y chicas que le están devolviendo su popularidad, que la han vuelto a poner de moda cuando otras apps y redes sociales se llevaban todos los focos.
Me enteré el pasado sábado, en un comentario durante mi semanal escucha de Trastornos Varios, un podcast de reciente creación que, por su ritmo, me gusta mucho. Cuando expusieron que Snapchat ha recuperado su gloria perdida, me alegré. De hecho, volví a instalármela por curiosidad. Me alegré porque allá por 2016 la usaba mucho, compartía muchos momentos de mi día a día, tuve conversaciones muy interesantes, y me hace recordar los meses que viví en aquel céntrico piso de Barcelona.
Aquí te dejo mi perfil, por si es de tu interés https://www.snapchat.com/add/mirondo9
Aquel Snapchat que brillaba con luz propia era magnífico. Luego Instagram implantó sus stories en un claro ejercicio de copia (lo de plagio se lo dejo a los entendidos) mirando hacia otro lado y, entre otras cosas, provocó que la red social del logo amarillo quedara en el olvido. El cambio parecía lógico. ¿Para qué usar dos apps cuando lo podías tener todo en una? Un pensamiento, entiendo, generalizado que dio todo el foco a Instagram.
Pero es ahora, cuando Instagram lleva cerca de un año en decadencia, con pérdida de interés, con el novedoso uso que le dan muchas y muchos jóvenes (no comparten fotografías, sino stories), cuando Snapchat ha resurgido de sus cenizas tal Ave Fénix.
Me parece fascinante, insisto, ver cómo todo vuelve, cómo el pasado siempre acaba apareciendo de una u otra manera. Snapchat era una red social muy especial para mí. Al menos por aquel entonces.
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