Sí he dado oportunidades. Soy de los que para criticar o valorar algo me gustan dos cosas: probarlo y darle tiempo tiempo. Y en este aspecto sí es cierto que había intentado lo de leer libros electrónicos, lo de leer revistas (sobre todo extranjeras, por aquello de tener menos excusas de no poder comprarlas) en el iPad, pero siempre había acabado con la sensación de estar jugando con el zoom de la pantalla, subrayando frases y líneas (muchas veces sin sentido), y acaba distraído. Por todo ello, veía el horizonte de los muros de pago en ediciones digitales como algo a estudiar con detalle.
Sabía que era una medida necesaria. Primero, por la supervivencia de los medios en una complicada época del periodismo. Segundo, porque era pura lógica viendo cómo este modelo ya funcionaba fuera de España (siempre llegamos tarde a prácticamente todo, a rebufo del resto). Pero debo reconocer que he acabado accediendo.
Hace unos días me suscribí a mi primer muro de pago de un periódico. Primer mes a sólo un euro y luego, a partir de entonces, diez. «Sólo es 1 euro, y si luego no me convence me doy de baja…», pensé. Y lo cierto es que no me acaba de desagradar la idea. Es cierto que no me enamora, que no me fascina este modelo de consumo, pero entiendo que a nivel económico es una medida necesaria para poder seguir consumiendo información. Vivo de cerca, desde dentro, cómo funciona el engranaje, cómo funciona el negocio, y evidentemente entiendo este tipo de modelos. Insisto, no me fascina ni enamora, pero creo que lo estoy consumiendo mucho mejor de lo esperado. De momento, tras varios días de suscripción, no me he planteado darme de baja a final de mes y la idea de no volver a ver el mensaje «Ya no tienes lecturas gratis este mes» me parece bien.
Eso sí, ¿consumo tanto este diario como para pagar diez euros al mes? La ‘oferta’ del primer mes fue la clave, pero ¿qué ocurrirá el próximo mes? Es la duda. ¿Consumo tanto este diario como para añadir diez euros mensuales a las ya presentes cuotas de servicios de streaming, televisión, cuotas de telefonía, etc? Quizás el segundo mes, con el cambio de precio, sí, pero luego deberé seguir analizando.
Con todo esto intento también ponerme en el contexto. Para criticar o rechazar algo hay que probarlo primero, y en esas estoy. No me enamora, no me fascina, pero tampoco me está echando para atrás. De hecho, valoro mucho el entrar a la web sin restricciones, y sobre todo valoro mucho ese momento nuevo que he encontrado con el iPad en las manos, tumbado en mi sofá, tranquilamente con la ventana abierta, leyendo, informándome como cuando sí consumía ese periódico todas las noches de camino a casa, en el metro, leyendo un periódico que parecía ya caduco en el tiempo por la fugacidad y velocidad informativa con la que fluye todo hoy en día.
Quise probar. De momento, no me disgusta. Y será entonces, dentro de unas semanas, cuando deba pararme a pensar si vale la pena. Por ahora, sorprendentemente, quizás me lo piense. Y no decir ‘No’ ya es un paso considerable e importante para un amante de lo analógico, de lo físico, por contradictorio que pueda parecer proviniendo de una persona dedicada al social media, las redes sociales, Internet y, en cierta medida, de lo digital.
Comments