Las tardes de domingo viven en un mundo aparte. Es otro contexto, otro escenario, una realidad paralela que crea un ambiente diferente, especial.
No hay prisas en una tarde de domingo. No hay grandes planes en una tarde de domingo. En una tarde de domingo la cabeza suele estar en el lunes, en ese despertador que sonará y colapsará nuestro sueño. En una tarde de domingo todo fluye a otro ritmo. Calma, pereza, cansancio. Un pijama, un sofá, una serie o película.
El pasado domingo llegó hasta el móvil de mi pareja una radio llamada Garden. La emisora lanzaba canciones alternativas, de artistas desconocidos en el mainstream, sin un ritmo constante, sin un ritmo que llamaba a la acción. Calmada, vamos.
Era domingo y encajaba perfecta. Esa tarde de domingo en la que pocas cosas importan, cuando el sol ya empezaba a marcharse, cuando la luz de la habitación empezaba a ser mágica. Abrazamos esa música con agrado, sin expectativas, sin presiones, sin pretensiones.
Radio Garden se sitúa en Reino Unido (otro dato a tener en cuenta por el que nos atrapó y que descubrimos luego) y todo parecía encajar. Una radio de una zona muy determinada, casi local, en Inglaterra, llegando a la capital española, a sus millones de habitantes.
Fue música para un domingo por la tarde.
Comments