Ya tengo los billetes. La próxima semana viajo a uno de mis lugares favoritos, a uno de mis rincones mágicos, a una de las esquinas del país.
Qué ganas de llegar.
Qué ganas de desconectar.
Qué ganas de disfrutar su viaje con vistas.
Qué ganas de huir del calor extremo que vivimos estos días.
Qué ganas de sus paisajes.
Qué ganas de su gastronomia.
Qué ganas de su cercanía.
Qué ganas de las fotografías que haré.
Mi safe place ya espera y tengo muchísimas ganas de llegar, sinceramente. Quiero dejar atrás por un tiempo la capital, su agobio, su ritmo de vida, sus precios, su ambiente. Quiero llegar a mi ático de confianza.
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