Los encuentros clasificatorios para el mundial de 2026 en el continente asiático dejaron un duelo cuanto menos interesante. Tanto a nivel histórico, deportivo y geográfico. Dos países erróneamente relacionados a nivel popular, como China y Japón, se vieron las caras en Xiamen en un partido que dejó una historia de las que no gustan.
China, que supera los 1400 millones de personas, contra Japón, de 124'5 millones. China, de casi 10 millones de kilómetros cuadrados, contra Japón, una isla de unos 3000 kilómetros. Unas diferencias geográficas inmensas, gigantescas. Un mapa es el claro ejemplo visual para entender las diferencias territoriales. La lógica diría que el combinado chino, por ser inmensamente superior en numerosos apartados, debería haber ganado. Pero no.
Y ahí la magia de la historia. Japón no sólo consiguió la victoria por 1-3 ante China, a domicilio, expuesto al gran territorio asiático por excelencia con sus numerosas superioridades. No sólo firmó el triunfo, sino que mantuvo latente una racha imperiosa nipona ante los chinos. Nunca han perdido. Ambas selecciones se han enfrentado históricamente en un total de 14 ocasiones y en ninguna de ellas la victoria se marchó a favor de los chinos. Japón se llevó la victoria en 9 de las 14 veces, siendo el resto empates.
La historia, al menos a nivel futbolístico, se está tomando una dulce revancha para el país del sol naciente. Volvió a pasar.
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