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La decisión de Pep Guardiola




No somos conscientes. No queremos caer en la cuenta. Ni siquiera nos hemos parado a pensar en ello. Quizás hoy sea una buena oportunidad para ello.


Pep Guardiola, algún día, tomará la decisión y dejará de ser entrenador del Manchester City. Algún día, cuando lo precise, abandonará el club que ha cambiado de arriba a abajo, al que ha brindado los mejores años de su historia y, yendo más allá, podría incluso dejar la liga que ha acabado rendida a su filosofía y metodologías.


A partir de ahí, el más denso de los vacíos, la más temida de las caídas, el más dubitativo de los horizontes, el cálido abrazo que nunca acabará de ser el necesario, la ausencia que cambiará por completo el sentido de lo vivido. El proyecto del Manchester City seguirá, continuará, pero cómo lo hará es una pregunta sin respuesta que generará sensaciones similares al mayor de los congelamientos.


Guardiola suma ya ocho temporadas siendo el entrenador de los Sky Blues. De lejos, su etapa más longeva, ya que tanto en el Barcelona (2008-2012) como en Múnich (2013-16) no estuvo más de cuatro años. Por ello, cuando en 2018 encaraba su tercera temporada en el banquillo inglés, las dudas de su futuro empezaron a plantear todo tipo de debates. Sobre su salida, sobre su continuidad, sobre su horizonte.


Él nunca ha escondido su postura. Está contento, está viviendo la etapa más sólida de su trayectoria como entrenador, ha seguido haciendo relucir un palmarés técnico que ya tiene tintes históricos, pero el escenario de un posible adiós ha salido a la palestra en más de una rueda de prensa, charla y entrevista.



El escenario actual tiene matices diferentes. Para empezar, ya suma ocho campañas y, si cumple su contrato (que finaliza en junio de 2025), llegaría a la década en la institución de Manchester. Una cifra redonda que, quién sabe, podría ser la puerta perfecta. Además, el pasado curso fue histórico, volvió a ser campeón de Europa y brindó al Manchester City (y sus propietarios) del tan deseado trofeo.


Ahora, todo es diferente. Batir sus propios récords, disfrutar del día a día de un proyecto magnífico, con unas instalaciones a la altura de muy pocas, en un país cuya cultura futbolística es muy diferente. Guardiola tiene, y tendrá, motivos de sobra para seguir, pero la posibilidad de su salida parece acercarse cada vez más pese a que, insisto, nadie quiera darse cuenta de ello.


Leyendo recientemente Dios Salve a Pep, de Martí Perarnau, en sus primeras páginas, nació el germen de este post. Desde aquellos primeros días de diciembre, cuando en mi cafetería de cabecera comencé a leerlo, tenía pensado hacerme eco de la siguiente frase que el periodista catalán expuso sobre el papel: "Su tercera etapa como entrenador se encamina hacia el final".


Aquella frase, tan de repente, tan prematura en el libro (se trataba del prólogo), me hizo caer en varios asuntos. Por un lado, lo puro, que Guardiola puede dejar el Manchester City más pronto que tarde. Por otro lado, ¿esconde en ese mensaje Martí Perarnau una información que sabe de primera mano? A partir de ahí, analizando y siguiendo el proyecto Cityzen los últimos años, habiendo leído el extenso trabajo del periodista, uno se da cuenta de que habrá un antes y un después. Se recordará la etapa de Pep en Manchester. Antes y después, frío.

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