En los últimos años he escuchado muchísimas veces que los móviles están destrozando las relaciones sociales. Si sumas esa frase a una imagen, por ejemplo, en un vagón de metro en el que todos están inmersos en sus respectivas pantallas, todo adquiere un mayor sentido.
Pero, ¿realmente es así? ¿Realmente los móviles han creado un nuevo escenario de limitadas interacciones sociales? Digo esto porque esta mañana, de camino al trabajo, he vuelto a ver (como cada día) decenas de personas pegadas a una pantalla. La imagen es dantesca. Cada día me hace reflexionar. Pero también me doy cuenta de que hay mucha gente que va leyendo un libro, el periódico, que van mirando al suelo, que van escuchando música o podcasts (aquí, un servidor), y el resultado es el mismo.
La gente no quiere interactuar. La gente es cada vez más antisocial. No quiero decir que seamos antisociales del todo, pero las interacciones cada vez son menores. Y esto, damas y caballeros, no es culpa de los móviles. Siempre que pienso en esto recuerdo las siguientes imágenes:
La misma sensación. El mismo escenario antisocial. La misma herramienta para no socializar.
¿Es culpa realmente de los móviles y la tecnología? Permíteme que tenga más de una duda.
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