Recientemente, hablaba de que algunos de los creadores de contenido que me marcaron, han vuelto a YouTube. Una noticia que, además de crearme ilusión, han hecho que vuelva a plantearme (una vez más) mi vuelta a YouTube.
¿Por qué debería volver?
Primero, porque a veces me apetece subir vídeos, sin más, sin demasiadas expectativas, sin esperar grandes acogidas, miles de visitas. Por el puro placer de ponerme delante de la cámara y del ordenador para editar. Segundo, porque llevo tiempo pensando en ello y sólo el bloqueo por análisis me priva de ello.
¿Por qué dejé de subir vídeos?
Básicamente, porque los vídeos no tenían respuesta de la gente y porque empecé a sentir que hacía vídeos para esa gente (que no reaccionaba) y no tanto para mí, para mi satisfacción. Tenía ideas, tenía estilos audiovisuales en mente, pero siempre acababa pensando "Déjalo, no va a funcionar". No daba prioridad a que, si lo hacía, ya iba a funcionar, porque iba a expresarlo. Esa debía ser lo primordial. No lo era, y acabé quemándome.
¿Cómo he cambiado desde entonces?
Podría decir que prácticamente en todo. Y, aunque no sería del todo cierto, sería algo muy cercano a la realidad. Muy cerca. He perdido peso, he cuidado mucho mi salud (física, mental), he cerrado algunas heridas, he ido a terapia, he ido madurando, he metido el deporte, la lectura y la escritura en mi rutina. Y muchas cosas más. Pero, por encima de muchas, he ganado una confianza importante que me permite controlar el sudapollismo mucho mejor ante posibles comentarios, posibles críticas destructivas y posibles consecuencias.
He pensado en ello. He pensado en volver a YouTube. Lo haría sin pensar demasiado, priorizando mi sensibilidad, dando prioridad a mis necesidades vitales. En ello entra la temática. Siento que no me apetece hablar de fútbol, pero al mismo tiempo me digo a mí mismo "¿Te crees que a la gente le importa tu vida?", pero me contesto a mi mismo que no, pero ¿qué importa eso?
Algún día, quizás, sin previo aviso, volveré a subir vídeo. Quizás lo suba, lo publique y me olvide, dejando silenciados, en el universo, flotando, los posibles comentarios o reacciones. Hace tiempo que dejé de pensar que era injusto no leer comentarios de seguidores. Algún día me lo diría algún compañero, y le seguí la corriente. Pero no. Estoy en mi derecho de aislarme para cuidar mi salud.
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