El Chelsea de Enzo Maresca está firmando un buen inicio de curso deportivo. Los últimos años del proyecto Blue no habían brillado y habían colocado al equipo londinense muy lejos de las expectativas creadas y vividas de las últimas dos décadas. Sin embargo, la llegada del técnico italiano, al menos de estas primeras jornadas, ha regenerado el ambiente del vestuario y las sensaciones cambiaron prácticamente desde el primer momento. Pero ahora vienen palabras mayores. El calendario próximo a la dinámica del Chelsea es totalmente exigente. Los próximos ocho encuentros presentarán escenarios de exigencia máxima, tanto por el potencial de los rivales, las necesidades de los contrincantes y, en conjunto, del peso físico que provocará la cadena de encuentros. Maresca, además, tendrá la tarea extra de motivar de alguna forma solvente a sus futbolistas para que todo acabe en sonrisas en Stamford Bridge. Un reto cuanto menos serio.
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