Soy un valenciano viviendo en Madrid. Sé de primera mano sobre el sentimiento de estar fuera de casa. Sé sobre la añoranza de tu vida anterior con tu gente, en tu entorno, en tu zona de confort. Cuento todo esto porque tengo claro que la opción y deseo de volver a casa es constante. Está ahí. Algunas veces sonando más fuerte. Otras, en cambio, hibernando. En el mundo del fútbol.
El mercado de fichajes ofrece operaciones mediáticas, importantes, grandes traspasos que, en muchas ocasiones, supone dejar el lugar natural de muchos profesionales del fútbol.
Simeone dejó el Atlético de Madrid como futbolista y años después volvió para (por ahora) no marcharse. Parece el sitio perfecto para él.
Bordalás ganó prestigio mediático en el banquillo del Getafe, fichó por el Valencia y volvió para evitar el descenso del conjunto azulón. Ahora, de hecho, ha renovado. Allí consiguió el éxito y allí ha vuelto.
Xavi Hernández dejó el FC Barcelona y vivió durante varios años en Qatar. Allí esperaba, seguramente, la llamada de un Barça que acabó confirmándose. Lideró al equipo como jugador. Ahora, como entrenador.
Iago Aspas (quizás nadie lo recuerda) fue jugador del Liverpool. Tras firmar su primera etapa brillante en el Celta de Vigo, se marchó a Anfield. Allí, sin pena ni gloria, decidió que "Como en casa, en ningún lado". Volvió a Balaídos para volver a sentirse en casa, cerca de los suyos, y sigue brillando con luz propia.
Joaquín Sánchez es historia viva del Real Betis Balompié. Allí nació futbolísticamente y allí se ha retirado. Entre medidas, etapas como jugador del Valencia, del Málaga o de la Fiorentina. Sin embargo, el final estaba claro y localizado: en el lugar que daba sentido a su vida.
Mikel Arteta rindió como jugador del Everton, pero se convirtió en peso pesado del Arsenal. Tras retirarse como Gunner, empezó a dar sus primeros pasos como entrenador junto a Guardiola en el Manchester City. Su oportunidad llegó en uno de los momentos más delicados de la historia reciente del Arsenal. Y todo está saliendo de forma positiva. El norte de Londres es casa para Arteta. Un lugar que, sin ser su Donostia natal, es su lugar de confort en tierras inglesas.
Y como ellos, muchos casos. Casos que confirman el lado personal y humano de unos profesionales que parecen protegidos por una burbuja, que parecen ser alejados por su imagen mediática, pero que al final, cuando buscan su confort, los lugares donde se han sentido bien, cómodos, como en casa, son el nido al que acaban volviendo para que todo fluya mejor.
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