Dejo Madrid. Vuelvo a Valencia. En principio, temporalmente. En principio para máximo dos meses. Allí, en la terreta, esperan tareas familiares importantes. Más adelante, volveremos. O eso espero. O eso me han comentado.
Me gusta Madrid, no me voy por gusto, o quizás sí en un pequeño porcentaje, pero pienso en la posible vuelta y me genera ilusión. No lo puedo negar. Dejo la buhardilla, dejo los atardeceres, dejo un barrio maravilloso. Pero, insisto, vuelvo. Sólo es una medida temporal. La vida tiene estas etapas que hay que afrontar dándole la prioridad máxima y, luego, ser consciente de que es una pausa, que no una parada.
Voy a pasar unos dos meses cerca de casa, cerca de la familia, en mi entorno, en mi círculo cercano, en mi rincón. Y allí voy a dar vueltas a proyectos, voy a generar ideas, voy a plasmar tareas, voy a invertir en ciertos materiales. Allí, tranquilamente. Allí, en un entorno más tranquilo, aprovechando los huecos libres que tenga.
Tengo muchas ganas.
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