Que viene. Que no viene. Que quiere irse. Que quiere renovar. Que dice que quiere renovar, pero el París Saint-Germain le quiere vender. Que no, que no le quieren vender. Que el Real Madrid no quiere hacer más fichajes este verano. Que 'tic-tac, tic-tac'. Que la tortuga quiere dejar París.
Así llevamos ya tres años. La sensación es total y absolutamente contradictoria. Es un jugador excepcional, pero todo lo que le rodea aburre hasta al más fiel de su fútbol y su espectáculo.
Recientemente, Ibai Llanos confesó durante un streaming que "Mbappé me parece extremadamente pesado y se ríe del Madrid”. Sobre lo segundo, no lo sé, no tengo pruebas. Sobre lo primero, totalmente de acuerdo. Que siempre sea noticia por lo mismo y no acabe ocurriendo es algo que ya empieza a ser denso. Que esté constantemente jugando con su futuro empieza a ser deleznable, sobre todo porque luego no pasa absolutamente nada.
¿A quién le interesa lo de Mbappé? Me atrevo a decir que, seguramente, cada vez a menos personas. Lo que sí tengo claro es que en cierto programa televisivo y a ciertos medios de comunicación deportivos, sí. Sí, les interesa. Claro que les interesa. Les interesa para hacer clics y seguir vendiendo publicidad a costa de la gente. Les interesa para seguir haciendo audiencias de madrugada de dudosa calidad.
Inciso. Los programas de radio hacen más audiencia, pese a que se las dan de LÍDERES.
Kylian Mbappé es un jugador extraordinario, es capaz de marcar la diferencia como muy pocos futbolistas en el mundo, ganará el Balón de Oro seguramente en el futuro y está llamado a ser recordado como uno de los más destacados de la Historia. Sin embargo, lo que le rodea empieza a cansar, empieza a aburrir, empieza a convertirse en una digestión pesada.
Empieza a interesar menos a las aficionadas y aficionados interesados en su salida del PSG. Imaginad a los que nos da bastante igual a nivel personal (que no laboral) su hipotética llegada al Real Madrid.
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