Se pedían cambios, y han llegado. La RFEF anunció de forma oficial que la próxima temporada podría haber cambio de formato en la Supercopa de España. Un anuncio oficial, mediante sus herramientas de comunicación, pero que todavía no está confirmado al cien por cien ya que se trata (tal y como afirmó el propio Rubiales) de una propuesta que se deberá votar en la próxima asamblea. Sin embargo, cuando el río suena, agua lleva. O al menos eso parece.
Se pedían cambios, y llegaron, pero quizás no los esperados, ni los deseados. La gente pedía una Supercopa a partido único como ocurre en Inglatera, Italia, Alemania o Francia, y quizás llegará algo muy diferente. Para algunos incluso peor. Una Supercopa con 4 equipos, y no 2. Una Supercopa con Semifinales y Final, y no a partido único. Y una Supercopa fuera de España. Sí, en el extranjero. Unos cambios que van enfocados pura y directamente pensando en lo económico, y no tanto en esto que es el fútbol, un deporte. De nuevo, priorizando los aspectos más alejados del aficionado. La gente pedía cambios, pero como no pintan nada, como todo va orientado al marketing (Rubiales llegaba para cambiar las cosas, decía) y no a lo futbolístico, los cambios que pueden llegar están demasiado distanciados de la gente. Los campeones de Liga y Copa del Rey (como hasta ahora) y los subcampeones ligueros y coperos (aquí la novedad) frente a frente. Primero, en cruces de semifinales, para luego enfrentar a los vencedores en una final. Todo ello en una ciudad única que convierta la localización elegida en la gran casa del fútbol español. Una fiesta de fútbol español en el extranjero, eso sí. Algo así como un Erasmus futbolístico capitaneado por una RFEF que parece no tener claro las peticiones expresas de la gente. Aunque quizás pequemos de inocentes al creer que se piensa en eso, en la gente. Quizás sea interesante valorar el cambio como algo atractivo. Jugar un formato de Final Four, con dos partidos exigentes, con dos “finales” para los equipos participantes (4 en lugar de 2), puede ser algo novedoso. El formato funciona y a nivel de ambiente no acaba de ser del todo raro. Pero el tema viene al ser en el extranjero. La Copa del Rey de baloncesto, por ejemplo, es un claro símil de que el deporte es una fiesta y que este formato funciona perfectamente. Pero es en España, en una ciudad cuyo traslado de aficionados es más accesible, más fácil, y todo en su conjunto parece latir en tonos más positivos. Pero, claro, ¿dónde sería una Supercopa de España en el extranjero? Con extranjero, ¿se refieren a Dubai, Tokyo o Nueva York? Serían viajes terribles, muy largos, y muy costosos, claro. Ser un torneo veraniego, en agosto, quizás aproveche el factor turístico de la temporada. Verano es una de las etapas más turísticas del año y podría facilitar las cosas, pero comprenderán que no es lo mismo un torneo así, un formato así, en una ciudad europea “cercana” que en otro continente, a miles de kilómetros. Y conociendo como funciona esto últimamente (sirvan los ejemplos del mundial de clubes o la Copa Libertadores) no es descabellado pensar ya que lo de la accesibilidad para el aficionado puede no ser lo esperado. Aunque esto, también, es hablar por hablar.