Las redes sociales en el mundo del fútbol están instaladas de forma rotunda. Fútbol moderno, o fútbol a secas. Ha cambiado y es la realidad que invade la actualidad futbolística a diario. Peinados extravagantes, traspasos multimillonarios y, evidentemente, redes sociales. Los futbolistas usan sus perfiles para estar en contacto directo con sus fans (en muchos casos tratándose de cientos de miles, incluso millones). Éstos se han convertido en pieza clave también en materia de clubes. Un factor que incluso puede ser punto importante a nivel de expansión para un club de fútbol a la hora de realizar, o no, un traspaso de mercado.
Llegaba a mi timeline un tweet de José Luis Rojas (@rojastorrijos), quien había asistido a una conferencia sobre el poder del social media en el fútbol actual. El dato del tweet es una pasada, y es el claro reflejo de cómo se gestiona todo actualmente en el mundo del deporte, en este caso fútbol, ya que no se produce una operación de mercado al uso, sino que sobrepasa la barrera de lo puramente económico-deportivo.
Chicharito Hernández dejaba este verano el Bayer Leverkusen para volver a Inglaterra y convertirse en nuevo delantero del West Ham. El delantero mexicano volvía a la Premier League, donde ya había militado en las filas del Manchester United (2013-2016), pero pese a la cercanía temporal lo hacía con una situación diferente. La llegada del jugador a Londres supuso desde el primer momento la llegada e invasión de miles de seguidores en redes sociales. Por el simple hecho de su fichaje, el West Ham pasaba a ser un equipo 'favorito' para cerca de 100.000 usuarios. Estar al tanto de todo lo que ocurre a partir de ahora sobre el jugador, sobre su equipo, es prioridad para esa inmensa cantidad de seguidores.
El tweet es claro, y demoledor. Fichar a un futbolista, o dejarle ir, tiene consecuencias más allá de lo deportivo, más allá de lo económico. Hay resultados que pueden ser positivos, o negativos, para una marca, para un producto que también compite a nivel de redes sociales, donde los equipos comparten contenidos propios sobre su plantilla, sus jugadores, su entrenador, pero también donde ya se han instalado intereses económicos donde ofrecer los acuerdos. Un patrocinio con una campaña de telefonía móvil creará que un futbolista determinado pose con el último modelo de la marca y esa foto, o vídeo, será expuesto en redes sociales. Evidentemente, tener 1 millón y medio de seguidores, será mejor que tener 900.000.
Es por ello que un fichaje como el de Chicharito Hernández ha tenido beneficios digitales para las cuentas del equipo londinense. Casos mucho más extremos han sido los protagonizados por Paul Pogba al Manchester United o Neymar al Paris Saint Germain. Estrellas mediáticas que tienen en los millenials (máximos usuarios de redes sociales) su máximo valor, casi por encima del futbolístico. Jugadores que son marcas de sí mismos. Evidentemente, que Neymar llegue a París supone que, con él, lleguen un porcentaje de sus 32 millones de followers en Twitter, o de sus 81 millones de seguidores en Instagram.
La nueva realidad del fútbol.