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Foto del escritorEsteban Gómez

El verano está sobrevalorado


Lo digo rotundamente: el verano está sobrevalorado. Podría acabar aquí mi exposición y, por lo tanto, este post, pero intentaré argumentarlo. El verano adquiere un valor totalmente desmedido. Seguramente es valorado muchas veces por esa bipolaridad mental de la sociedad en la que constantemente se está añorando, echando de menos. En invierno, la gente pide calor. En verano, la gente pide frío. Y así siempre, así con todo, de forma constante, durante el largo y ancho del año. Pero yo lo tengo clarísimo. No me gusta nada el verano, y sí me gusta, mucho, el invierno.

Calor, noches sin dormir, agobios, sitios abarratodos de gente (lugareños y turistas), subidas de precios en supermercados (refrescos, por ejemplo). Podría seguir, pero el calor que tengo ahora mismo, producto del verano, me da pereza.

En invierno hace frío, llueve muchas veces, pero puedes abrigarte, taparte, y se soluciona. Café caliente, película y sofá, mantas, abrigos, gorros, estar abrazado a alguien durante un rato sin temer quedarte deshidratado por el sudor (según en qué situaciones). Prueba a comer sopa, a ver una serie de Netflix con el portátil encima o a hacer la famosa cucharita con alguien. Prueba a hacerlo en verano sin morir en el intento.

En invierno, ¿tienes frío? Hay soluciones. En verano, ¿tienes calor? Ni siquiera los ventiladores sirven, ya que al rato el aire que mueven es caliente y acabas agobiándote otra vez.

Seguramente va con mi personalidad, que tira a lo doméstico, a los planes íntimos, esos en los que cenar con amigos, jugar a la videoconsola, ver una película o simplemente estar tirado, tranquilamente. En invierno son perfectos. De hecho, el cuerpo lo pide. En verano, parece que la sociedad te empuja a salir, a tomar algo en terrazas, a gastar como locos, a ir a la piscina a torrarte como un pollo a l'ast. Perdonadme, pero me quedo con el invierno.

¿Es mejor el frío que el calor? Evidentemente, cuando hace frío se sufre. Tampoco es agradable, pero te tapas, te abrigas, y a otra cosa. Eso no ocurre en verano. Y lo peor llega a la noche. Esa frase mítica, clásica y popular del "A la noche refresca" ya no es tal, ya no ocurre siempre. El cambio climático ha ido ganando terreno y casi es normal estar a más de 20º pasada medianoche. ¿Qué ocurre? Duermes mal, descansas mal, y por la mañana duele despertarse. No digo que sea agradable madrugar en enero, pero al menos sabes que has descansado, que te has tapado y a los minutos tu cuerpo entra en calma.

El verano está sobrevalorado, damas y caballeros. Acabemos con el tópico. El verano llama la atención porque suele ser periodo de vacaciones, de desconexión, de dejar aparcada esa rutina que nos agobia anualmente. No por su climatología.

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