Fútbol moderno. Una ideología y corriente instaurada desde hace años que, cada verano, sigue aumentando, sigue incrementándose, enfadando cada vez más a todos aquellos que añoran el fútbol con el que crecieron, aquel deporte que parecía más castizo, más puro. "Odio eterno al fútbol moderno", una frase cada vez más popular que ha estado presente durante la última década denunciando un deporte que, cada vez más, se ha convertido en negocio puro.
Grandes fichajes, traspasos estratosféricos a nivel económico, nuevos y modernos estadios, precios de entradas y merchandising por las nubes. El aficionado cada vez más lejos de sus estrellas, éstos cada vez más dentro de una burbuja que les convierte en celebrities que parecen flotar para vivir en un mundo surrealista y paralelo.
El actual mercado de fichajes podría ser el guión de la próxima megaproducción del siempre surrealista Tim Burton. No sabemos si al director estadounidense le gusta el fútbol, pero muy probablemente le gustaría algo similar a lo que está ocurriendo. Operaciones impensables, diferentes, curiosas, por ser finos. Decisiones de futbolistas inesperadas, sorprendentes, lejos de cualquier lógica esperada. El bueno de Tim esbozaría una sonrisa en su rostro al tener delante, en su escritorio de trabajo, allí donde su brillante mente se deja llevar, donde entra en trance, para producir sus películas, siempre comentadas.
Hace un mes Donnarumma, en pleno Europeo Sub21, afirmaba que tenía decidido dejar el AC Milan, no renovar su contrato. Mino Raiola, su agente, movió hilos, movió sus fichas, para conseguir lo que precisamente ha ocurrido. Menos de un mes después, Donnarumma renovado con un nuevo y suculento contrato profesional. En menos de un mes, de muy molesto por el trato del club a ser inmensamente feliz. Un chico de 18 años.
Álvaro Morata estaba hecho por el Manchester United. Petición expresa de Mourinho. El acuerdo estaba cerrado. Jugaría en Old Trafford la próxima temporada como futbolista del club de Manchester. O eso decían los grandes medios. Pero no. El Manchester United oficializaba el fichaje de Romelu Lukaku, procedente del Everton, encontrando así el gran delantero, su nueva gran referencia ofensiva para el ataque. Estaba hecho, el acuerdo oficial era inminente... y no. Morata viajaba a Estados Unidos junto al resto de la plantilla del Real Madrid para la pretemporada. Allí podría enfrentarse precisamente al equipo de Mourinho, por el que estaba cerrado. O eso decían los más sabios del lugar. De estar hecho a ni siquiera saber qué va a ser de él.
El plato fuerte. El guión más aventurero, más misterioso, más de películas de espías. Vitolo, el Atlético de Madrid, la UD Las Palmas y el Sevilla. Y un viaje en avión, tirando de presupuesto en producción. Un culebrón que está teniendo absolutamente de todo. Los grandes rumores le colocaban en las filas del Atlético, siendo el gran y casi obsesivo objetivo de Simeone. Al existir una sanción deportiva al conjunto rojiblanco, era prácticamente obligatoria su cesión hasta enero para que mantuviese el nivel. Sería en Las Palmas, para luego volver al conjunto rojiblanco. Sin embargo, el Presidente del Sevilla hacía saltar la liebre la tarde del pasado lunes, cuando afirmó de forma rotunda que el club hispalense había cerrado la renovación del jugador por 5 años más. Lo decía el Presidente, la máxima voz del Ramón Sánchez Pizjuán. Se había acabado el culebrón... pero apareció Tim Burton. No. El acuerdo era verbal, mediante mails, sin firma alguna, y el futbolista viajó a Madrid, tras un serio paso adelante del Atlético de Madrid. Sigue sin ser oficial nada, pero el futuro de Vitolo se ha convertido en un auténtico juego de mesa una noche de sábado.
Son algunos casos de un mercado de fichajes de carácter surrealista, digno de la mayor de las fantasías, que ha puesto incluso nervioso al propio Tim Burton.